18/May/2024
Editoriales

Vive la vida como si fuera un solo día

Si volteamos a ver el pasado entenderemos que vivimos cosas lindas sin darles la importancia debida. De niños éramos muy felices y no lo sabíamos, pensando que la vida era así, y siempre lo sería. De jóvenes todo se nos hacía fácil, e ignorábamos nuestra felicidad imaginando que las siguientes etapas de la vida tendrían cosas mejores. Después, cuando maduramos y la vejez llama a la puerta nos llega la tentación de hacer lo que no hicimos en las etapas anteriores. 

Cierto que para apreciar algo en su justa dimensión, debemos haberlo perdido, y eso sucede frecuentemente hasta con el tiempo. 

Si consideramos el día como una miniatura de la vida, entenderemos que el amanecer y la media mañana tienen los mejores momentos saludables y bellos, es cuando pensamos y creamos las mejores ilusiones, equivalentes a la niñez y la juventud de nuestra vida. 

En el mediodía y la tarde nos rinde el trabajo porque ya se tenía un programa preparado con las ideas y metas tempraneras, lo que representa a la madurez productiva; mientras el crepúsculo y la noche, diseñados para descansar y disfrutar reposadamente lo hecho durante el día, simbolizan a la vejez.      

Pero algunas veces se nos acaba el día sin hacer lo que pretendíamos, y queremos reponer el tiempo perdido haciendo de noche lo que debió hacerse de día.

No nos damos cuenta que el llamado “tiempo perdido” muchas veces es “tiempo vivido”, y tratar de hacer en la vejez lo que se debió elaborar en la juventud, es un despropósito que puede salir mal, o de baja calidad, y hasta perjudicar la salud.

La vida se comprende mejor cuando volteamos hacia atrás, pero sólo puede ser vivida hacia adelante. Vivamos intensamente el increíble regalo de la vida.