Un refrán muy conocido dice que “Más vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo”, y quiere decir que siempre será preferible enfrentar las situaciones difíciles –por incómodas que sean- que vivir enojado indefinidamente sólo por callarse.

Cuántas veces hemos sufrido por no hablar claro cuando algo o alguien nos molesta, pensando que es mejor “llevar la fiesta en paz”. El ciento por ciento de esas veces, terminamos arrepentidos lamentándonos no haber hablado a tiempo. Que nunca más se repita ese error.