09/May/2024
Editoriales

Cuentete. Perseguir los ideales no es vivir en la utopía

Una oruga caminaba un día en dirección al sol y se encontró con un saltamontes.

"¿Hacia dónde te diriges?" - le preguntó -

Sin dejar de caminar, la oruga contestó: "Soñé que desde esa gran montaña admiraba el valle. Me gustó y he decidido visitarla". Sorprendido, el saltamontes dijo:

"¡Estás bien loco!, ¿Cómo puede llegar hasta allá una simple oruga? ....

La pequeña oruga siguió su camino.

Luego un escarabajo le preguntó más o menos lo mismo y al escuchar la respuesta, el escarabajo soltó una carcajada y dijo:

"Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso"

Así la araña, el topo y la rana le aconsejaron desistir, pero la oruga no los escuchó hasta que, agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió construir con su último esfuerzo un buen refugio para dormir.

"Estaré mejor", dijo y murió.

Todos los animales fueron a mirar sus restos, los del animal más loco que había construido como su tumba un monumento a la insensatez, un duro refugio.

El sol brillaba de manera especial, y de pronto todos los animales quedaron atónitos, aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y unas antenas que no podían ser las de la oruga muerta, y poco a poco fueron saliendo las hermosas alas de mariposa de aquel impresionante ser que realizaría su sueño, el sueño de visitar la cumbre de la montaña.

Cuando tengamos un ideal, no desfallezcamos por difícil que se vea su realización; siempre habrá alguna posibilidad de un milagro divino.

Cuento popular español, versión libre mía.