Editoriales

Ah, cómo me río cuando recuerdo la primera vez que olí el queso parmesano que se le agrega a las pastas: hedía al tufo de un zapato apestoso

Ah, cómo me río cuando recuerdo la primera vez que olí el queso parmesano que se le agrega a las pastas: hedía al tufo de un zapato apestoso