11/May/2024
Editoriales

Bendita especialidad es la oftalmología

El buen funcionamiento de los cinco sentidos de los humanos son indispensables para tener una buena calidad de vida. Vista, olfato, audición, gusto y tacto en buen estado son una bendición incomparable para todos.

 Empiezo la nómina con la vista porque con ella podemos tener salud, seguridad, y exultación. Este sentido existe gracias al ojo que es tal vez el órgano más evolucionado de nuestro cuerpo. Sin embargo, es un órgano delicado que por diversas circunstancias puede disminuir su eficiencia y llegar a atrofiarse.

 Desde el desgaste normal con el uso intensivo, hasta ciertas enfermedades exógenas pueden dañarlo. Una de las grandes ventajas que tenemos los que vivimos en esta época es que existen cirugías oculares que, con técnicas modernas, permiten que se corrijan problemas oculares o se coloquen lentes intraoculares para mejorar la vista.

  Sin embargo, previo a estos avances hay toda una historia de investigación científica y proceso de desarrollo de los lentes graduados que corrigen, tanto la presbicia o hipermetropía, como la vista corta o miopía. 

 Estos avances de la oftalmología comenzaron en el año de 1280 cuando el monje florentino Alejandro di Spina diseñó los primeros anteojos o gafas, que estaban hechos de lentes convexas con armadura metálica. 

 Esto significó un gran avance, aunque estas gafas servían sólo para ver de lejos.

 Lo que hizo Spina fue continuar la idea del científico inglés Roger Bacon, quien decía que era necesario utilizar cristales curvos para corregir los defectos de la vista. Sin embargo, Bacon se quedó en la teoría pues nunca construyó algún modelo.

  Antiguamente, los lentes para ver bien, o ‘discos para los ojos’ se dibujaban en los retratos, pues como los anteojos eran muy caros, servían de referencia económica de la persona retratada, dándole un rango alto en la escalera social. 

  La historia registra a Hugo de Provenza como el primero en retratarse (pintarse) con lentes. Este señor –italiano también- fue retratado por Tomassa de Modena. En 1480, se retrató a San Jerónimo, uno de los Padres de la Iglesia, y en el conocido cuadro, cuyo autor es Domenico Ghirandaio se aprecian unas gafas colgando del pupitre. 

 Hubieron de pasar varios siglos para que Benjamín Franklin inventara en 1775 las primeras gafas bifocales. Era necesario porque desde el siglo XV aparecieron las gafas con lentes cóncavas, para ver de cerca, por lo que algunos cargaban dos lentes.

 Luego llegaron los lentes de contacto, que hasta hace unas décadas eran muy populares porque evitan el uso de los anteojos. Los ideó John Herschel en 1827, pero los desarrolló 60 años después el médico suizo Eugen Frick.    

  Usar lentes implica un cambio de personalidad, pues además de apreciar correctamente las imágenes y los colores, implica adecuar los movimientos del cuerpo y la cabeza para no tirarlos. Además, le dan un aire de inteligencia al usuario.  

  Y tiempo después, en 1949, en Londres se dio el primer implante de lente intraocular, algo que revolucionó al mundo de la oftalmología. Harold Ridley lo ejecutó, en el quirófano del St. Thomas Hospital, y se trató una lente discoidea, sin hápticos. Pero no fue algo sencillo, pues el propio Ridley no estaba contento con el resultado dado de que el paciente mostró una miopía provocada, y Ridley decidió extraerla, dejando que el ojo descansara y se curase por tres meses, para volver a realizar otro implante en febrero de 1950. 

  Se corrigieron los errores y en 12 años posteriores, se implantó un millar de lentes Ridley, con un éxito del 70%.

 

  Sin embargo, las técnicas e instrumentación fueron mejorándose y en una década después ya había resultados exitosos en porcentajes crecientes hasta llegar ahora a considerarse esta cirugía como una de riesgo muy bajo, y los pacientes ven con alegrías nuevas, las luces y colores de objetos y paisajes.