Editoriales

El origen del nombre de Colombia

La cultura aborigen más conocida de Colombia es la chibcha o muisca. Los nativos vivían al norte -en lo que hoy es Panamá-, y se dedicaban a la agricultura y la minería. Entre 1536 y 39, España conquistó lo que después se llamaría Colombia, por conducto de Gonzalo Giménez de Quesada, quien sometió a los chibchas y fundó Santa Fe de Bogotá, sede del virreinato de Nueva Granada desde 1718.

Y luego de 300 años de colonialismo, para el siglo XIX ya no había aborígenes. Pero como la agricultura para la exportación de café, plátano, algodón y tabaco floreció, sustituyendo a la de papa, yuca, maíz, madera y plantas medicinales, ante la falta de mano de obra, los españoles trajeron esclavos africanos. Todo “marchaba bien” hasta que en 1781 estalló la Revuelta de Comuneros que finalizó en 1813 con la declaración de independencia en Cundinamarca, impulsada por Antonio Nariño. Pero como en nuestro México y en casi toda América, las luchas no acabaron con el acta de independencia sino apenas iniciaron, pues los centralistas de Nariño, liderados por Camilo Torres, representaban a la burguesía conservadora y en la esquina contraria estaban los liberales con Pablo Morillo a la cabeza, quien se le enfrentó con el apoyo de mucha gente, lo derrotó y lo ejecutó para desaparecer su movimiento.

Pero ni así acabó la revolución, pues las guerras por la independencia colombiana duraron hasta 1819 con Simón Bolívar al frente, que en ese año fundó la Gran Colombia, enorme nación que incluía a las actuales repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. Sin embargo, las diferencias internas y la presión británica –país que metía sus narices en todas partes- provocaron la secesión de Venezuela y Ecuador entre 1829 y 1830. Así que para que ya no hubiese más disgregaciones, se proclamó entonces la República de Nueva Granada, hasta que en 1866 el libertador Simón Bolívar propuso cambiarle de nombre por el de Colombia, pues sentía una deuda histórica con el genovés descubridor Cristóbal Colón, porque bautizaron con el patronímico de Américo Vespucio, a América. Bolívar condenó así esa injusticia y su aportación fue aprobada, perviviendo hasta la actualidad.