Internacional

El Covid-19, una lección de democracia para los niños en Noruega

Junto a su ministra de Educación y de su ministro de la Familia, a distancia respetuosa los unos de los otros, Erna Solberg intentó despejar las dudas de una generación nostálgica de los días pre-covid, un ejercicio considerado positivo por los psiquiatras infantiles.

“Espero que el año próximo podremos empezar a vivir un poco más normalmente”, respondió Solberg a los alumnos de una clase de primaria. “Mientras tanto tenemos que continuar haciendo como actualmente y cuidarnos los unos de los otros”.

Desde que el coronavirus se invitó en la región, los responsables de los países nórdicos llevaron a cabo sesiones de preguntas-respuestas por y para los niños.

Pero ninguno mostró tanta perseverancia como los dirigentes noruegos: es la tercera vez desde marzo que el mismo trío de ministros se presta a una “conferencia de prensa” como esta, retransmitida en directo en la televisión y a la que no pueden ir los adultos.

En la sala de prensa oficial del primer ministro responden con palabras simples, sin esconder nada de la incertidumbre, a las preguntas reunidas por un programa para niños de la cadena pública NRK.

“Terminó el verano, los niños empezaron la escuela, su vida diaria cambió y aparecen nuevas preguntas, así como la necesidad de hablar juntos sobre el futuro”, explicó Solberg en un correo electrónico a la AFP.

Esta vez los niños se preguntan sobre la posibilidad de viajar, de jugar a fútbol con las demás clases en el patio o de que sus abuelos en el extranjero puedan visitarles.

Asio, de 12 años, se pregunta qué pasará en Halloween.

“Se puede celebrar Halloween, respetar la distancia de un metro, llamar a las puertas, disfrazarse y divertirse”, responde la primera ministra. “Todo el mundo tiene que asegurarse que las precauciones se respetan”.

“Responsabilidad y obligación”

Para los especialistas estos esfuerzos pedagógicos son bienvenidos.

Daniel Marcelli, un profesor francés de psiquiatría de la infancia, lo ve como “una iniciativa democrática más bien positiva”.

“Para todos los niños de siete-ocho años que han llegado a la edad de la razón, poder hablar en directo al presidente, al primer ministro, a una personalidad importante es un acto de reconocimiento importante que alimenta un sentimiento de ciudadanía”, subraya.

En Noruega es costumbre organizar debates políticos especialmente dedicados a los niños antes de las elecciones.

“Es a la vez una responsabilidad y una obligación que tenemos”, dijo Rune Alstadsaeter, secretario de Estado ante el primer ministro.

“La convención relativa a los derechos del niño dice en su artículo 17 que el estado tiene que garantizar que todos los niños tengan acceso a la información”, indicó.

Signo de su popularidad, las conferencias de prensa sobre el covid-19 suscitaron centenares de preguntas.

“Es normal”, comenta el psiquiatra Serge Tisseron. “Es la generación del mañana. Están muy atentos a todo”.

“Cuando tienes 40 o 50 años has vivido otra cosa. Pero cuando tienes diez es normal preguntarse si continuará así”, explica.

Ya sea una “operación electoral” o bien un “aprendizaje democrático”, el ejercicio, para que sea interesante, tiene que acompañarse según él de un debate previo en las escuelas antes que las preguntas lleguen.

En todo caso a todo el mundo le interesa, incluso a los de más edad.

“Los niños hacen preguntas muy directas y sin complejos”, apunta Marcelli. “Con frecuencia las respuestas pueden ser también interesantes para los adultos”.