Irán pidió este martes a Washington que no cree "nuevas tensiones" por su programa de misiles balísticos, en un clima envenenado por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de prohibir a los iraníes viajar a Estados Unidos.
Estados Unidos e Israel acusaron el lunes a Irán de haber llevado a cabo un disparo de misil de medio alcance.
Washington pidió una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para este martes.
Sin confirmar ni desmentir la existencia de ese disparo, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, dijo esperar "que el tema del programa de defensa de Irán [...] no sea utilizado como un pretexto" por la nueva administración estadounidense para "provocar nuevas tensiones".
Zarif afirmó que "la nación iraní no espera autorización de otras partes para defenderse". Pero, agregó, "siempre dijimos que no utilizaremos nunca nuestras armas contra los otros salvo si se trata de defendernos".
El ministro insistió en que ni el acuerdo nuclear ni la resolución 2231 del Consejo de Seguridad alcanzaba al programa balístico iraní. Una posición que comparte Rusia.
Los misiles iraníes "no están concebidos para llevar cabezas nucleares", agregó el titular de la diplomacia en una rueda de prensa conjunta con su homólogo francés, Jean-Marc Ayrault, en Teherán.
Ayrault recordó que París ha manifestado en varias ocasiones su inquietud por los ensayos balísticos de Irán, que "obstaculizan el proceso de restauración de confianza lanzado con el acuerdo (nuclear) de Viena".
La Unión Europea (UE) también exhortó a Teherán a "abstenerse de toda acción que pueda incrementar la desconfianza, como los ensayos misiles balísticos".
Rusia, en tanto, denunció la reunión del Consejo de Seguridad como un "intento de envenenar la situación".
Moscú estimó que el disparo de un misil de medio alcance por Teherán "no incurre" en una violación de la resolución 2231 de la ONU.
- Una decisión "vergonzosa" -
La tensión entre Irán y Estados Unidos, que rompieron relaciones diplomáticas en 1980, tras la revolución islámica del año anterior, se ha incrementado brutalmente desde que entró en funciones, el 20 de enero, el nuevo presidente republicano Donald Trump.
A la medida decidida por Washington el viernes de prohibir el ingreso al país durante tres meses de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, entre ellos Irán, las autoridades iraníes respondieron con una medida de reciprocidad para los ciudadanos estadounidenses.
Numerosos iraníes, del millón que vive en Estados Unidos legalmente, se encontraron atrapados en varios aeropuertos del mundo tras esta decisión "vergonzosa", según Zarif.
Al respecto, Ayrault estimó el lunes por la noche que la anulación del decreto sería una decisión "de sentido común", denunciando una situación "inaceptable y muy penalizadora para las personas afectadas".
También afirmó que Francia quiere duplicar en 2017 la cantidad de visados para los iraníes. Actualmente, otorga 41.000 por año.
Las relaciones entre Irán y Estados Unidos también están suspendidas a la política de Trump con respecto al acuerdo nuclear, que permitió levantar gran parte de las sanciones internacionales contra Irán en enero de 2016.
Trump prometió durante su campaña "destrozar" este acuerdo, que calificó como "estúpido", lo que despierta numerosos interrogantes.
En una entrevista telefónica el lunes, Trump y el rey Salmán de Arabia Saudí, se declararon a favor de una "aplicación rigurosa" del acuerdo de Viena, sin más detalles.