23/May/2024
Editoriales

Cuidadete con los robots

Circula en Redes Sociales un video reciente de nueve robots humanoides que, durante la Primera Conferencia sobre Inteligencia Artificial de la ONU, celebrada en Ginebra, Suiza, platicaron con periodistas científicos. 

La pregunta recurrrente fue que si ellos -los robots- podrían quitarle el empleo a humanos y si podrían rebelarse contra sus creadores.

Desde luego que las respuestas fueron muy inteligentes negando que ellos podrían dañar de alguna forma a sus creadores. 

Aunque no deja de ser perturbador que ya comienza a alborear en sus sistemas pensantes que los robots humanoides pueden liderar con mayor eficiencia que los mandatarios humanos, pues así lo expresaron.

Acaso lo único que hasta ahora no se ha mostrado es que posean algo que nosotros llamamos criterio; pero la experiencia que van a adquirir con el paso del tiempo les dará elementos que si no será realmente criterio, se asemejará mucho.

La humanidad les teme a los robots pero siente atraída por ellos, pues podrían hacer los trabajos que ahora nosotros hacemos de mala gana. 

Los escritores de ciencia ficción desde hace muchas décadas imaginan -y ello casi siempre resulta cierto- que este tipo de robots termina dominando a los humanos. 

Los antecedentes de ‘luchas’ entre humanos y robots son pocos, pero sucedió un accidente el 25 de enero de 1979 en Estados Unidos que un obrero llamado Robert Williams fue asesinado por un robot. Este amigo estaba laborando normalmente en la planta de empresa automovilística Ford, de Flat Rock, Michigan, cuando se le ocurrió subirse a la parte superior de un depósito de repuestos para devolver una pieza a su lugar pues el robot que hacía esa tarea estaba aparentemente fallando. 

En esas andaba cuando el robot se reactivó rápidamente y lo golpeó con su brazo metálico, matándolo instantáneamente. Cierto que se trataba de un robot ‘sin cerebro’, pues estaba programado sólo para trabajos manuales, pero el movimiento que mató a Williams no era parte de su rutina, por lo que, de inmediato se corrió la voz que ‘el asesino’ sabía lo que estaba haciendo.

Y dos años después se registró otro accidente similar cuando el obrero Kemji Urada, de 37 años de edad que estaba trabajando en la empresa Kawasaki, de Japón y el brazo articulado de un robot le empujó al interior de una máquina pulidora. Murió instantáneamente. 

No es ocioso recordar que las novelas de terror empezaron precisamente con la de Mary Shelley (Londres 1797) llamada ‘Frankestein’, publicada hasta 1918 que trata de una especie de robot creado de partes humanas que termina asesinando a su creador. 

Lo dicho, la tecnología que es el signo de estos tiempos, tiene sus riesgos y peligros.