Espectáculos

Sarah Hoch y un sueño, el Festival Internacional de Cine de Guanajuato

 

San Miguel de Allende - Rubia, de ojos azules, Sarah Hoch se considera mexicana, ha vivido en el país por más de 40 años, específicamente en las empedradas calles de San Miguel de Allende, en el estado de  Guanajuato.

Comenzó un sueño, llevar el cine a todos y reactivar la entonces feneciente industria cinematográfica mexicana, corrían los años 90, acababa de pasar la crisis económica de 1994, recuerda Hoch, quien con más de 50 años mantiene viva la mirada inventiva de los jóvenes que sueñan grandes cosas.

En entrevista con Notimex, recordó que en la década de los 90 tuvo que tocar muchas puertas para reactivar la industria, por aquellos días nadie pensaba en festivales de cine; sin embargo, Hoch arrancó su primer festival en 1998 en San Miguel de Allende.

"En provincia teníamos mucha hambre por ver cine, por hacer cine, porque estaba muerto; las salas estaban en huelga, eran momentos con muchas posibilidades de crecer y cambiar el panorama cinematográfico de ese tiempo", recordó la directora y fundadora del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés).

A 20 años de operar uno de los festivales de cine más importantes del país, Sarah Hoch afirma que "a lo mejor nuestros sueños no eran tan grandes", y recordó que desde sus inicios el festival era diferente, ya que no buscaba solamente acercar el séptimo arte a las personas, sino que también pretendía ser una plataforma para el desarrollo de nuevos talentos, lo que impulsaba a su vez el arranque activo de la industria.

Sarah, quien participó en noviembre pasado en el Fuckup Nights San Miguel de Allende Vol. II "Mujeres de éxito y fracaso", iniciativa de emprendedores que cuentan sus fracasos y la manera que aprendieron de ellos, comentó que en México aprendió a pedir las cosas de otra manera.

Eran los años 90, y la cultura de MTV estaba impregnada por todas partes, lo mismo sucedía con el boom del cortometraje en el país, lo que en su opinión impulsó el crecimiento del festival que, además, fue uno de los primeros en recibir diversos formatos de cine, práctica poco común en estos festivales, incluso en los internacionales, recordó.

Desde que nació fue una plataforma incluyente, no sólo para los grandes productores, sino para aquellos que buscan en la pantalla grande una forma de vida.

Aceptar diversos formatos de cine, ocasionó que los reflectores se volcaran en críticas; sin embargo, en aquellos días había únicamente 13 cámaras en el país, no había otra manera de reactivar el cine mexicano, señaló.

Añadió que hasta hace 20 años no existía la cultura cinematográfica en México, mucho menos en provincia, por lo que el GIFF abrió muchas puertas. Además de impulsar este evento, Sarah, quien se considera una "gringa necia", viajó por una buena parte del país impartiendo talleres de cine, convocando a jóvenes para acercarlos al séptimo arte.

"A 20 años vemos una industria reactivada, nuestros jóvenes de cortometraje son grandes directores de largometrajes, el cine mexicano en el extranjero es de la manufactura más apreciada en el mundo", destacó.

Hoch recordó que el Festival Internaconal de Cine fue de los primeros en contar con áreas de producción y coproducción con México para producir cine, y en la actualidad ya se desarrollan proyectos de realidad virtual que se distribuyen en todo el mundo.

Además, se convirtió en una plataforma para lanzar nuevas carreras y apoyar desde el desarrollo de guiones, hasta conseguir financiamientos y buscar diversas plataformas de proyección.

Sarah Hoch nació en Nebraska, Estados Unidos, y aunque valora profundamente sus raíces, considera a México como su hogar.

"Llegué como inmigrante, estás tan agradecido con la gente, con la tierra, con la experiencia que quieres dar y dar y dar al país, y creo que es lo que a mí me pasa, estoy muy agradecida con México, en particular con Guanajuato y San Miguel de Allende".

En San Miguel, dice, nunca se ha sentido extranjera, ya que le permite vivir su parte de extranjera y su parte mexicana: "Somos tantos gringos", y con "cincuenta y tantos" y nietos pequeños, está consciente que debe bajar el ritmo de su vida, "no lo he logrado todavía, pero sí estoy viendo hacia el futuro, qué quiero para mí, mi familia y la industria cinematográfica mexicana y yo creo que voy a morir trabajando, porque no me veo en el retiro", puntualizó.

El GIFF, que en 2018 se celebrará del 20 al 30 de julio, ha dado a Sarah una plataforma para continuar creando uno de los motores de su vida, el cine, y cada año produce documentales, cortometrajes y realidad virtual, por lo que "la gringa loca", como ella se autodenomina, no cejará en sus esfuerzos para aportar su "granito de arena" a la industria cinematográfica mexicana.