10/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 10 de 1864: Se hospeda, paradójicamente, el presidente Benito Juárez en la Casa Parroquial de Santa Catarina, quien llegó proveniente de Saltillo, como parte de su periplo obligado durante la invasión francesa. Hablamos de una paradoja porque es conocido el distanciamiento de Juárez con la Iglesia que terminó siendo parte sustantiva de la Reforma, conjunto de leyes que inmortalizó al Benemérito de Las Américas. El objetivo de su viaje era entrevistarse con el gobernador Santiago Vidaurri para solicitarle que enterara el producto económico de la explotación de las aduanas fronterizas con Estados Unidos, funciones que oficialmente realizaba el gobierno del Estado de Nuevo León y Coahuila a nombre de la Federación. La solicitud de Juárez era además de legal, necesaria para mantener enhiesta la República, pues las tropas invasoras le perseguían, al tiempo que sometían a las autoridades de los estados de la República que a su paso podían.  

 Desde el día ocho anterior, estaban las tropas del general Manuel Doblado que consistían básicamente en la Fuerza de Guanajuato, y el gobernador Vidaurri guardó las formas ordenando que se facilitara a los efectivos del destacamento juarista, lo necesario para su cómoda estancia.

 Como Juárez decidió retrasar su visita a la Ciudad un día, se lo comunicó a Vidaurri, quien previno al municipio santacatarinense, pidiendo que lo recibiera una Comisión del Ayuntamiento. 

 Así fue que, en un día como hoy de hace 160 años, arribó Benito Juárez a Santa Catarina, econtrándose con la iglesia sin torre y acampadas esperándolo estaban las tropas del leal general Manuel Doblado. 

  Juárez y su gabinete disfrutaron de una pernocta tranquila y al siguiente día se fue a Monterrey alojándose en la Quinta El Mirador de Juan López Peña, y comenzó la historia de diferencias fuertes entre Don Benito y el gobernador Vidaurri.

 

 Fuente: Francisco Sepúlveda García, cronista oficial de Santa Catarina