Italia - El papa Francisco expresó este sábado sus temores a que se "extinga" la presencia de cristianos en Oriente Medio, "desfigurando el mismo rostro de la región", justo antes de una oración junto a casi todos los patriarcas de las iglesias presentes en esa parte del mundo.
"Sobre esta espléndida región se ha ido concentrando, especialmente en los últimos años, una densa nube de tinieblas: guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abandono, y todo esto en medio del silencio de tantos y la complicidad de muchos. Oriente Medio se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra", dijo el papa Francisco frente al mar de Bari (sudeste de Italia).
Agregó: "Y existe el riesgo de que se extinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas en la fe, desfigurando el mismo rostro de la región, porque un Oriente Medio sin cristianos no sería Oriente Medio", arguyó.
"La indiferencia mata, y nosotros queremos ser una voz que combate el homicidio de la indiferencia", lanzó en una de las frases antes de una oración ecuménica.
"Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien solo puede tragarse las lágrimas, porque Oriente Medio hoy llora, sufre y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas", dijo el papa.
"Les decimos: 'Estamos cerca de ustedes'", agregó Francisco, al mencionar una región que es "encrucijada de civilizaciones y cuna de las grandes religiones monoteístas".
El papa argentino destacó la importancia de una región donde "se conservan ritos antiguos únicos e inestimables riquezas del arte sacro y de la teología; allí pervive la herencia de los grandes Padres en la fe. Esta tradición es un tesoro que hemos de custodiar con todas nuestras fuerzas, porque en Oriente Medio están las raíces de nuestras mismas almas", recalcó.
El papa, líder de 1.300 millones de católicos en el mundo, logró convocar en Bari a casi todos los jefes de las diferentes confesiones cristianas en Oriente Medio.
- Por la paz -
Desde la ciudad italiana que custodia las reliquias de San Nicolás y que es considerada la ventana hacia el Oriente, el pontífice junto con diez líderes católicos, ortodoxos y luteranos oraron según su propio rito por la paz en esa región.
El papa recibió a sus invitados en la basílica de San Nicolás, que murió en el siglo IV y que también es venerado por los ortodoxos, y luego pasarán a reunirse en la cripta para rezar ante las reliquias del santo que predicó en Asia Menor.
Está prevista una oración con los fieles en el paseo marítimo de Bari, donde se cantará en árabe y arameo.
Entre los asistentes figuran el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I; el papa copto de Egipto, Teodoro II; el patriarca vicario de Constantinopla, Nektarios, en representación de Teófilo III; el patriarca ortodoxo de Jerusalén, el ministro de asuntos exteriores del patriarcado ortodoxo de Moscú, el arzobispo Hilarión, en representación de Kiril I y el Metropolitano Basilio de Constantia y Ammochostos.
Los dignatarios se retirarán a la basílica para hablar a puerta cerrada sobre la dramática situación en Oriente Medio, antes de lanzar al cielo un simbólico grupo de palomas.
- Violencia y persecución -
En varias ocasiones Francisco ha manifestado su temor ante la posible desaparición de los cristianos de "Oriente Medio, cuna del cristianismo" y tema central de los debates.
El riesgo de que desaparezcan los cristianos tras años de hostigamiento genera alarma, según los datos del Foro Internacional Cristiano divulgados a finales del 2017.
La situación de violencia en esa zona de la geografía mundial y la radicalización del Islam son las principales causas de la desaparición de los cristianos, según el estudio.
En los últimos 10 años, el número de los cristianos en Oriente Medio ha caído un 80%.
En 1910, el número de estos representaba el 13,6% de la población de esa región y para el 2025 se calcula que será sólo del 3%.
La cumbre de la "solidaridad cristiana" representa el llamado "ecumenismo de la sangre" como lo califica el papa Francisco y busca frenar la violencia y las agresiones contra los miles de cristianos que desde hace dos mil años habitan la región donde nació y se expandió el cristianismo.