Al menos cuatro prisioneros acusados de pertenecer al grupo yihadista Estado Islámico (EI) fueron ejecutados en noviembre por milicianos progubernamentales en el norte de Irak, denunció este domingo la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Según la oenegé, las ejecuciones se llevaron a cabo el 29 de noviembre cerca del pueblo de Shayalat al Imam, a unos 70 km al sur de Mosul, el último bastión del EI en Irak, que desde hace dos meses es el objetivo de una amplia ofensiva de las fuerzas iraquíes.
"El Gobierno iraquí tiene que decir claramente que las milicias que le apoyan no tienen luz verde para maltratar o ejecutar a prisioneros, sean cual sean los crímenes que presuntamente han cometido", dijo en un comunicado Lama Fakih, subdirectora para Medio Oriente de HRW.
Los residentes de Shayalat al Imam vieron a milicianos ejecutar en la plaza del pueblo a un hombre llamado Ahmed, que según su hermano había apoyado al EI, aunque luego decidió volver con su familia, explica HRW.
Los habitantes también contaron haber visto los cadáveres de tres hombres que habían sido detenidos por un grupo paramilitar, aunque no presenciaron su ejecución.
Según un responsable local citado por HRW, los milicianos pertenecían al grupo Hashd al Jubur y eran miembros de la tribu Jubur.
En su reconquista de las ciudades que el EI tomó en 2014, las fuerzas regulares iraquíes han tenido el apoyo de las fuerzas paramilitares llamadas Unidades de Movilización Popular (Hashd al Shaabi, en árabe).
Estas fuerzas, formadas en su mayoría por milicias chiíes apoyadas por Irán, también incluyen grupos suníes y cristianos y han sido acusadas en numerosas ocasiones de ejecuciones sumarias, secuestros y destrucciones.