BARCELONA. Tame Impala y LCD Soundsystem han electrizado a las masas en la primera jornada del Primavera Sound de Barcelona, festival que los vio nacer y crecer, ya que los dos actuaron cuando todavía estaban escalando hacia la cumbre y hoy han vuelto como cabezas de cartel.
Ambos han estado como en casa, arropados por miles de personas ansiosas por escucharlos, en una zona del Fórum abarrotada, porque la inmensa mayoría de los más de 50 mil asistentes del festival ha optado por desplazarse hacia los escenarios principales cuando ha caído la noche.
Una unanimidad que ha hecho difícil conseguir una buena visibilidad tanto de Tame Impala como de LCD Soundsystem, pero las dos formaciones lo han compensado con buena música, buen sonido y grandes pantallas.
Primero ha actuado Tame Impala, que han empezado el concierto con temas de su nuevo disco Currents, que se acerca más a la electrónica que los anteriores, aunque siempre dentro de la psicodelia contemporánea que le caracteriza.
La iluminación y las proyecciones psicotrópicas han ayudado a crear el ambiente adecuado para el pop narcótico de los australianos, aunque un problema técnico les ha obligado a parar en seco a medio concierto.
A pesar de este corte tan abrupto, la banda ha retomado el concierto en cuanto ha podido y el público ha vuelto a entrar en materia rápidamente.
Después ha llegado el turno de LCD Soundsystem, un concierto muy esperado porque supone la vuelta a los escenarios de James Murphy y su banda, que anunciaron su disolución hace cinco años.
Los neoyorquinos no han perdido la garra en estos años de ausencia y, ya de madrugada, han provocado momentos de euforia entre sus seguidores.
El contrapunto a tanta euforia lo ha puesto el cineasta John Carpenter, a quien ha bastado un teclado -y la compañía de cuerda y percusión- para poner el punto de terror a la noche con las bandas sonoras de sus películas más famosas, como La Cosa, Halloween o Asalto a la comisaría del Distrito 13.
Poco antes, Explosions in the Sky han aprovechado la caída de la noche para encender al público con sus guitarras y su postrock instrumental, que han acompañado con falsas llamas y humo sobre el escenario.
El ritmo entusiasta de la batería de los tejanos ha roto con el ambiente plácido que los franceses Air han creado durante la puesta de sol, cuando han repasado algunos de los éxitos que les han acompañado durante las recién cumplidas dos décadas sobre los escenarios.
Pero la jornada ha empezado mucho antes, a mediodía, cuando ha abierto sus puertas el espacio Beach Club, que se ha incorporado este año y que ofrece 18 horas diarias de electrónica.
La electrónica ha ganado enteros este año en el festival, que cada vez es más variado estilísticamente e intenta alejarse de la etiqueta de 'indie' que cuelga sobre él desde sus inicios.
Pero lo cierto es que el Primavera Sound sigue teniendo querencia por las bandas de rock y pop alternativo nacidas en los noventa y sus discípulos del siglo XXI, especialmente los anglosajones, y entre el público siguen reinando la estética 'hipster', aunque se cuelan otros estilos.
Al margen de gustos musicales y nacionalidades -en el Primavera más de las mitad del público es extranjero- todo el mundo está de acuerdo en llevar calzado cómodo porque las distancias son enormes y las jornadas maratonianas.
En el Fórum han actuado hoy cerca de 80 bandas, entre ellas Rory Philips, que no estaba previsto pero ha accedido a sustituir Mohawke, que no ha llegado a tiempo por la huelga de controladores aéreos franceses.
Muchos artistas han llegado tarde hoy por problemas de transporte y la organización ha decido anular algunas de las entrevistas y ruedas de prensa de la tarde.
Contratiempos a parte, el público ha acudido al Fórum con ganas de pasarlo bien y lo ha conseguido, porque el impresionante cartel del Primavera Sound es una fuente inagotable de alegrías.