02/May/2024
Editoriales

El aluminio alimenta a más de uno

Las nuevas edificaciones privilegian los materiales modernos resistentes, ligeros, rápidos de instalar y económicos.

 Estos materiales han cambiado el paisaje urbano de las grandes ciudades del mundo, que se distinguen por sus edificios altos, que dan la apariencia de sólo estar hechos de vidrio y aluminio. 

 Desde luego que todos tienen en sus estructuras además acero, concreto, y otros materiales que además de solidez, les dan resistencia y estabilidad.

 El caso del aluminio es curioso, porque originalmente era un material carísimo, tanto como la plata, y por ello se utilizaba en joyería, hasta que en el año de 1886 se inventó la forma de producirlo económicamente. 

 Pero lo extraño es que al mismo tiempo se le ocurrió lo mismo a dos personajes interesantes que no se conocían ni de oídas.

 Uno de ellos fue el ingeniero estadounidense Charles Martin Hall y el otro fue el ingeniero francés Paul Héroult. Ambos registraron al mismo tiempo su patente cada uno en su respectivo país.

 La teoría de las posibilidades falló con ellos, porque además de esa coincidencia en ideas y tiempos, ambos nacieron en 1863, y luego murieron en el año de 1914.   

 

 Hall produjo las primeras muestras del metal el 23 de febrero de 1886, luego de varios años de experimentos. Su única ayudante era su hermana Julia Hall. Su invento pasaba una corriente eléctrica por un baño de alúmina disuelta en criolita, lo que hacía que un charco de aluminio se formase en el fondo de la retorta. El 9 de julio de 1886, Hall solicitó su primera patente. Sin embargo, Paul Héroult descubrió el proceso del aluminio electrolítico también en 1886. Finalmente, la decisión fue que a este proceso se le llamó Hall- Heroult, y ambos inventores aceptaron la salomónica decisión, y se repartieron de ahí en adelante, las enormes regalías que su invento generaba.