Los tiempos de México en la ONU
La única organización en el mundo de carácter universal es la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fundada en el año de 1945 por 51 países entre ellos el nuestro, siendo México admitido formalmente el 7 de noviembre de ese mismo año, actualmente la conforman 193 de los 195 países del mundo, solo dos no forman parte de la misma: el Vaticano que tiene el carácter de observador y Taiwán que no es reconocido como estado soberano debido a la llamada y aceptada política de “una sola china”.
Actualmente y tras de sus casi 80 años de vida, esta organización atraviesa uno de sus peores momentos, los principios y conceptos resultan inaplicables, su estructura es obsoleta, las decisiones de las mayorías en muchas ocasiones, las más trascendentes, no son respetadas, su secretario general ha perdido autoridad, se habita y se avanza en la anarquía, la llamada guerra fría literalmente está hirviendo gracias entre otras cosas a como está conformado el Consejo de Seguridad, del cual detallaremos los puntos que se consideran más relevantes en su disfuncionalidad: lo integran 15 países de los cuales 10 son relevados cada dos años y 5 desde su fundación son permanentes con derecho individual de veto a cualquier decisión mayoritaria, basta que uno no acepte y deja improcedente lo acordado, Estados Unidos, Rusia, francia, Reino Unido y China, llamados los ganadores de la segunda guerra mundial, son el selecto grupo que literalmente tiene como rehén al Consejo de Seguridad, su doble rasero determina que se “haga la voluntad de Dios pero en los burros de mi compadre”, Estados Unidos apoya a Israel y permite la aniquilación de Hamas en la franja de Gaza y los ataques a Líbano, China custodia a Corea del Norte con su autoritarismo y la violación flagrante a los derechos humanos, Rusia protege a Siria y se justifica a ella misma en su invasión a Ucrania; no permiten que países con mayor población estén representados, menos aún alguno con población predominantemente Musulmana y por supuesto América Latina en términos reales también esta fuera como prácticamente todos los países del mundo, salvo estos cinco ya mencionados; intentos, propuestas como un solo voto por bloque de países como la Unión Europea, votación por mayoría calificada, equilibrar el poder de estos cinco, todo en vano, el poder solo lo ejercen. ¡Aun así, la humanidad necesita de la ONU!
México le dio al mundo a través de uno de sus más grandes hombres de reconocimiento internacional, una frase inmortal que expresó en la asamblea general de la ONU:
“Dios dijo que debíamos amarnos los unos a los otros, no armarnos los unos contra los otros”, me refiero a Cantinflas en la película el ministro y yo.
Sigamos con nuestro país y su actuación en el tiempo ante la ONU, su política exterior y los acuerdos internacionales que por ley está obligado a respetar y atender, los cuales entre otros miden, evalúan y califican las condiciones de vida de nuestra gente, sobre todo en lo referente a los derechos humanos:
Durante décadas posturas y pronunciamientos fueron congruentes e inalterables, la diplomacia y el servicio exterior se apoyaba en hombres y mujeres preparados que escalaban por méritos, capacidades y experiencia, el resultado: ganamos justificadamente ante el mundo, respeto, prestigio, liderazgo en América latina, puestos relevantes y en varias ocasiones formar parte del consejo de seguridad; lo más destacado es la enorme y valiosa aportación por la paz y la seguridad que aportó el tratado de Tlatelolco en 1967 sustentando la proscripción de armas nucleares en América latina y el Caribe, logrando ser la primera zona densamente poblada del mundo, libre de este armamento devastador; al respecto es motivo de orgullo saber que el diplomático y ex secretario de relaciones exteriores Alfonso García Robles ha sido el único mexicano en recibir el premio nobel de la paz en 1982 por la promoción y consolidación de este importantísimo tratado, solo recordemos el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética cuando esta última envió en 1962 misiles nucleares a Cuba, la tercera guerra mundial estuvo a nada de iniciarse en nuestra vecina isla caribeña como protagonista. Esa constante en la política exterior que nos dio tantos frutos cambio radicalmente con el gobierno anterior, se instauro una nueva doctrina llena de caprichos ideológicos, negligente y convenenciera, apoyando o denigrando a la ONU, la OEA, Países y mandatarios; ejemplos solo algunos: manejo una dualidad apoyada en la doctrina Estrada de 1930 (doctrina poco aplicable en un mundo actual globalizado que dejo de ser nacionalista) que establece la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y el respeto a su soberanía cuando se señalaban violaciones flagrantes a los derechos humanos en países radicales y autoritarios que eran afines a su ideología como Venezuela, Nicaragua y Cuba, aun mas, no emitió pronunciamiento alguno condenando la invasión de Rusia a Ucrania, por el contrario a ellos y a los Nicaragüenses los invito a desfilar en el zócalo capitalino un 16 de septiembre; pero abiertamente intervencionista con los que no comulgaban con sus ideas, incluyendo ataques mediáticos a sus mandatarios, como la destitución de Castillo en el Perú y el arribo de Diana Boluarte a la que inclusive se negó entregarle como correspondía la presidencia del grupo de países que conforman la alianza del pacifico, el arribo del nuevo gobierno de Ecuador con Daniel Noboa rompiendo relaciones diplomáticas, con Javier Milei en Argentina, con España y su exigencia del perdón, el asilo de un exmandatario delincuente como Evo Morales, la entrega y subordinación al gobierno de Trump, aislacionismo y pasividad, nunca quiso asistir a foro internacional alguno como la asamblea general de la ONU y el llamado G20; en fin, un largo historial de desentendidos y confrontaciones inútiles, y que decir de nuestros nuevos diplomáticos y embajadores que fueron nombrados sin ninguna experiencia, solo cumplir con lo que decían sus cartas credenciales: ex gobernador subordinado y servil.
Los tiempos cambiaron, el gobierno anterior le aportó a la comunidad internacional lo anteriormente expuesto, y nos entregó a los mexicanos resultados que se califican lo menos de negativos, pésimos y desalentadores; veamos lo relevante:
Inicia López Obrador su sexenio reconociendo y aplaudiendo justificadamente a la ONU y sus organismos por el dictamen devastador que se le entregó al gobierno de Peña Nieto en relación a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, el ataque a uno de sus enemigos, en este caso totalmente válido, lo celebró y elogió ampliamente, estas instituciones internacionales le merecían todo su respeto y aprobación, pero la luna de miel duró muy poco, con los resultados que recibía su gobierno sobre todo en relación a la pandemia del COVID y los derechos humanos se iniciaron los desacuerdos, estos se agravaron y fueron una constante en su sexenio, en sus mañaneras les dijo de todo, tendenciosos, poco profesionales, conservadores, etc.
“Ya domamos la pandemia”, cuando la organización mundial de la salud (OMS) estableció que 190,000 muertes por COVID se pudieron haber evitado, esto equivale a decir que prácticamente todas las familias de una ciudad como Chihuahua o Monterrey sufrieron en el mismo periodo y por la misma causa la pérdida de un ser querido, tuvimos las tasas de mortalidad más altas del mundo ocupando el cuarto lugar con exceso de muertes y los últimos lugares en la aplicación de pruebas; coincidentemente los países populistas tuvieron el mismo tipo de resultados.
Mas de 300 organizaciones civiles y más de la mitad del mundo 100 países, señalan que vivimos una severa y alarmante crisis en derechos humanos (DH), urgiendo desde la ONU a su gobierno a mejorar y redoblar esfuerzos; baste decir que en el último examen periódico que realizo el consejo de la ONU en DH en enero del 2024, califican a nuestro país con un problema masivo, sistémico y estructural, casi nada, nos marcan 318 recomendaciones que no son otra cosa que señalamientos puntuales documentados y respaldados, coloquialmente fuertes jalones de orejas, sobre temas gravísimos, a saber: desaparición forzada, asesinatos, violencia contra las mujeres y niñas, migrantes, periodistas y defensores de derechos humanos, impunidad, corrupción, militarización, detenciones arbitrarias, desplazados, desigualdad, crimen organizado, debilitamiento del estado de derecho y deterioro o eliminación de los organismos autónomos propiciando con ello la concentración aun mayor del poder en el ejecutivo y debilitando o cancelando las estructuras funcionales para la rendición de cuentas y la transparencia en el país.
Su respuesta fue contundente y efectiva, para asegurar “nuestra verdad y nuestros otros datos”, a estos organismos que nos obligan a exhibirnos y transparentarnos, debemos desaparecerlos, quitarles su autonomía o subordinarlos, la justificación es que resultan muy caros; en mi pueblo tabasqueño aprendimos que “muerto el perro se acaba la rabia” así que por decreto presidencial deberán desaparecer los siguientes organismos Autónomos e Independientes: Comisión Nacional de Competencia Económica (COFECE), Instituto Nacional de Telecomunicaciones (IFT), Instituto Nacional de Transparencia , Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Comisión Reguladora de Energía (CRE), Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU); además de los organismos ya debilitados o subordinados como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el actual Instituto Nacional Electoral (INE) y su tribunal (TFE).
Finalmente, las mañaneras lo escucharon decir que en su opinión esos organismos no sirven para nada y solo están al servicio de las minorías, es más, fueron creados para legalizar la corrupción y “él tiene el escudo protector de la honestidad”, será por ello que con su escudo caímos 31 lugares y ahora ocupamos el lugar 126 de 180 en materia de corrupción, la calificación es vergonzosa y transparenta su escudo.
La realidad es que fue un gobierno con escasa o nula vocación para rendir cuentas y menos con árbitros imparciales que no tolero que acotaran su poder.
Será fácil deducir en el nuevo tiempo, a quien le sirve lo que determinaron no servir para nada.
José Antonio Córdova Ornelas 09 de noviembre 2024