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Remueven emblemática estatua de Colón

CIUDAD DE MEXICO - El gobierno mexicano decidió remover la emblemática estatua de Cristóbal Colón, a quien se atribuye el así llamado "descubrimiento de América", en el no menos icónico Paseo de la Reforma de la capital azteca, para sustituirlo por un monumento a una mujer indígena olmeca. El cambio forma parte de un movimiento de revisionismo histórico promovido por el presidente Andrés López Obrador y la jefa de gobierno de la Ciudad, Claudia Sheinbaum, a quien se considera favorita para sustituirlo en el cargo, como una nueva forma de encarar el pasado indígena y español de la nación mexicana, constelado de contradicciones.

La desaparición de este referente de la ciudad de México, escenario de demostraciones callejeras cada 12 de octubre, se formalizó ahora pero ocurrió de hecho el 10 de octubre del 2020, cuando de manera sigilosa y en horas de la madrugada, se le quitó de su pedestal para supuestamente someterlo a un remozamiento. La estatua por supuesto sería colocada en otra zona de la urbe, pero mucho menos vistosa y menos céntrica, es decir, el desconocido Parque América, de la alcaldía Miguel Hidalgo, en la zona norte de la capital. Este domingo, intendente de la metrópoli dio a conocer que en su lugar se colocará una obra de "reconocimiento a la mujer indígena", cuyo diseño todavía se desconoce.

Con ello desaparece un monumento que formó parte indispensable del paisaje urbano desde que llegó a México en barco en 1875, luego que fue encargada al escultor francés Charles Cordier, y patrocinada por el empresario y banquero mexicano Antonio Escandón.

Sheinbaum justificó la eliminación del monumento argumentando que había recibido una avalancha de peticiones para homenajear a mujeres indígenas en el lugar donde se honraba la epopeya del navegante genovés, que últimamente se considera una especie de símbolo del dominio español. La fecha elegida para quitar de la escena a Cristóbal Colón no puede ser más elocuente, pues se cumplen 500 años de la caída de Tenochtitlan (como se llamaba a la antigua capital de los aztecas, hoy Ciudad de México) por parte del conquistador Hernán Cortés y sus aliados indígenas. Sheinbaum ha promovido también, en el contexto del revisionismo por la efeméride, el cambio de nombre de una de las avenidas por donde marcharon no pocas veces las tropas de Cortés, Puente de Alvarado, para rebautizarlo como Avenida México-Tenochtitlan. Se trata de una calle amplia que mide apenas 700 metros, pero es considerada la calzada más antigua de América, pero que sin duda tiene un significado muy cercano para los habitantes del centro histórico y se enmarca en la nueva narrativa del gobierno para resignificar los cinco siglos de la conquista.

El académico Federico Navarrete señaló que la calle fue designada en memoria de Pedro de Alvarado, miembro de la expedición español que, en mayo de 1520, "ordenó y realizó la masacre a traición de miles de jóvenes desarmados mientras bailaban en honor de sus dioses, en el patio del Templo Mayor". El 28 de julio pasado, se cambió también de nomenclatura a la llamada Plaza de la Noche Triste, donde se encuentran restos del árbol de la especie de los ahuehuetes (cipreses o sabinos) del mismo nombre donde, según las crónicas, Cortés lloró tras perder una batalla ante los aztecas el 30 de julio de 1520, para denominarse "Plaza de la Noche Victoriosa". El afán del gobierno mexicano de reescribir la historia de la Conquista le ha acarreado también ácidos cuestionamientos de historiadores y críticos. Leonardo López, uno de los máximos especialistas sobre el Templo Mayor, el recinto sagrado de los mexicas o aztecas, consideró que "se trata de una típica expresión de la llamada 'historia de bronce', de la 'historia oficial', que nada tiene que ver con la ciencia, sino con la política del momento."

Otro historiador, Alejandro Rosas, señaló que la iniciativa es "totalmente absurda y sin sustento. Es simplemente ideología barata sobre el nacionalismo que no lleva a ningún lado". "Si van a empezar así, tendrían que quitar nombres, calles y monumentos, como el Palacio Nacional", donde vive y despacha el presidente Andrés López Obrador, porque fue habitado por los virreyes de la Nueva España y el Castillo de Chapultepec, habitada por el emperador austriaco Maximiliano. (ANSA).