Editoriales

Sospechosas coincidencias

El botánico y explorador escocés David Douglas (1799 – 1834) estaba trabajando en Hawaii para un proyecto científico de investigación botánica. El 12 de julio de 1834, cuando ascendía al volcán Mauna Kea, cayó en un pozo trampa y hasta ahí todo es más o menos lógico, a pesar de que lo rodeaba frecuentemente. 

Sin embargo, detrás de él se cayó en el mismo lugar un toro que, con su peso lo aplastó matándolo. Esta fatal casualidad se ha puesto en duda por la baja posibilidad de que así sucediera, porque normalmente los animales de la región saben sortear los peligros y es extraño que ambos accidentes se hayan dado casi al mismo tiempo, y en el orden que se menciona. 

Además, las dudas se acrecientan porque la última vez que se vio con vida a David fue en la cabaña del cazador de bueyes y convicto en fuga inglés Eduard Ned Gurney, quien precisamente encontró el cuerpo sin vida de David. La policía nunca le pudo comprobar nada a Ned, y todo quedó en sospechas, debido a que David acababa de recibir los recursos económicos por conducto de un banco cercano y el dinero que llevaba en su bolso no correspondía al recibido.