
México - La Ciudad de México se encuentra ante el reto de replantear sus políticas públicas, pues por la velocidad de crecimiento ha superado su capacidad de recuperación sustentable tanto en materia de agua como en áreas verdes.
A dicha conclusión llegaron los ponentes de la tercera sesión del Foro 20.20 "Vivir en las Ciudades", con el tema "Habitar", y en la que destacó que la Ciudad de México, junto a Sao Paulo, Brasil, son laboratorios urbanos en los que se pueden apreciar los efectos del crecimiento de la población citadina.
La investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Marisa Mazari, detacó que muestra de ello es que actualmente la Ciudad de México tiene una población de más de 10 millones de habitantes.
De hecho, expuso, México ha presentado un importante crecimiento en los últimos años, de manera que de los más de 7.2 mil millones de habitantes que hay en el mundo, el país concentra más de 129 millones, es decir 1.73 por ciento del total.
Detalló que en dicho crecimiento se ha podido apreciar un importante desplazamiento de habitantes que se han mudado de las zonas rurales a las grandes ciudades, lo que ha derivado en una importante presión a los recursos indispensables para vivir.
Tal es el caso del agua, recurso cuya capacidad sustentable fue rebasada desde la década de los 60 del siglo XX, cuando en la capital había casi ocho millones de habitantes, por lo que desde entonces la ciudad ha tenido que importar el agua que consume.
Pero el problema se complica si se considera que solo se utiliza 15 por ciento del agua que se importa, mientras que el resto se administra mal, de manera que gran parte de ese recurso regresa a los cauces como aguas negras o grises y que incluso se usan para riego.
Ante ello, advirtió que el reto es buscar la manera de garantizar que el agua cumpla con su función de atender las prioridades de las grandes urbes y que incluyen las actividades de agricultura para alimentos así como para el equilibrio de los ecosistemas.
Para ello, la Ciudad de México debe atender sus diferentes fuentes contaminantes, así como el manejo responsable del recurso hídrico para garantizar que éste sea suficiente para las generaciones futuras.
A su vez, la también investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, Cristina Ayala, destacó la fuerte presión que tienen las áreas verdes de las ciudades, las cuales han sido sometidas a un excesivo estrés por cambio de uso de suelo en perjuicio de la salud urbana.
Este fenómeno ha llevado a las ciudades a concentrar hasta 77 por ciento de la población en países desarrollados y 40 por ciento en países en vías de desarrollo, lo que lleva al reto de considerar las desventajas de una urbanización desordenada.
Recordó que entre las bondades que se deben tener siempre presentes de las áreas verdes es su potencial para capturar bióxido de carbono, así como generar oxígeno, captar agua y regular la temperatura, lo cual se nota cuando se cambia el uso de suelo por concreto.
Como resultado, actualmente hay delegaciones capitalinas como Iztapalapa, donde la población apenas tiene un área verde de 50 centímetros per cápita, mientras que Miguel Hidalgo tiene hasta 14 metros cuadrados por persona.
Ello demuestra la desigualdad en cuanto a áreas verdes, a lo que se suma la mentalidad de que estas áreas son "lotes baldíos", cuando en realidad se trata de ecosistemas con una gran biodiversidad que la urbe está acabando.
Debido a ello, coincidió en la necesidad de reconsiderar lo planteado en las políticas públicas para buscar la manera de garantizar el derecho de uso de áreas verdes y que derivarían en bienestar de salud física y urbana.