EL CAIRO - Los relatos de los testigos y sobrevivientes siembran dudas sobre la tesis estadounidense de que el grupo extremista Estado Islámico fue el culpable de la muerte de más de 100 personas que se refugiaban en una casa bombardeada por la aviación estadounidense en Mosul, en el ataque más letal de la campaña para recuperar el control de la ciudad iraquí.
Funcionarios estadounidenses plantearon en su momento la teoría de que los insurgentes obligaron a la gente a entrar a la vivienda, instalaron explosivos trampa en ella y luego provocaron el ataque del 17 de marzo.
Pero siete testigos y sobrevivientes que hablaron con The Associated Press señalaron que nada de eso sucedió. Dijeron que las familias se refugiaron en la casa porque la consideraron segura. Que los extremistas no habían colocado explosivos en el inmueble y que nadie vio a miembros del grupo EI disparando desde la azotea.
Describen en cambio un escenario terrorífico, con bombardeos incesantes para tratar de expulsar a los combatientes del EI, que destrozaron cientos de edificios, muchos con civiles adentro, a pesar de la presencia constante de drones de vigilancia. Familias desplazadas buscando refugio de casa en casa, la mayoría de ellas desalojadas de sus viviendas por los combatientes del EI, que sacan por la fuerza a la gente de los sectores a punto de caer en manos de los soldados iraquíes y las obligan a irse a territorios controlados por esa organización.
Los relatos revelan que los intensos bombardeos han hecho que la lucha por el sector occidental de Mosul, que comenzó a mediados de febrero, es mucho más destructiva que la que se libró en el sector oriental.
Han sido destruidos más de 1.590 edificios en el sector occidental, según un análisis de imágenes satelitales y de información de investigadores locales, de acuerdo con un informe de las Naciones Unidas de la semana pasada. Los bombardeos mataron a 1.117 personas en el sector occidental en marzo y abril, indicó la agrupación Recuento de Cadáveres, organismo independiente que lleva la cuenta de las bajas.
A título de comparación, se calcula que 1.600 civiles fallecieron o fueron heridos en los 100 días que tomó la reconquista del sector oriental, que está menos densamente poblado. Cifras del Pentágono, que se toma más tiempo para hacer sus cuentas, indican que los bombardeos mataron a al menos 352 civiles en Irak y Siria desde que comenzó la campaña contra el EI en el 2014.
Los testigos dijeron a la AP que nadie fue obligado a refugiarse en el edificio bombardeado el 17 de marzo. Indicaron que lo hicieron porque parecía seguro dado que no estaba en una arteria grande y tenía solo dos pisos, por lo que era poco probable que fuese usado por francotiradores del EI, lo que a menudo deriva en un ataque aéreo. Su propietario, Tayseer Abu Tawfiq, era un respetado comerciante local que recibía a toda persona necesitada.
El Comando Central de Estados Unidos declinó realizar comentarios hasta que finalice la pesquisa.
Un oficial del aparato de seguridad iraquí dijo que la coalición dispuso el ataque cuando combatientes del EI fueron detectados avanzando de casa en casa por los techos, disparándole a fuerzas iraquíes. Había combatientes también en las calles del barrio, según el oficial, que habló a condición de no ser identificado porque no estaba autorizado a comentar la operación.
Ali Zanoun fue una de apenas dos personas que sobrevivieron al ataque. Estuvo cinco días atrapado entre los escombros.
Veinte familiares, incluidas sus dos esposas, tres hijos y cuatro hijas, estaban muertas a su alrededor. Una de sus hijas había dado a luz dos días antes un bebé que también falleció.
Toda la familia fue a parar a la casa de Abu Tawfiz porque habían escuchado que era ?una persona muy humana?, según dijo Ali Zanoun desde el hospital donde es atendido de sus lesiones en la ciudad iraquí de Irbil.
Otro individuo desplazado que se había refugiado allí, y que se identificó solo como Khaled para proteger a familiares que siguen en las zonas controladas por el EI, se había ido de la vivienda porque estaba atestada de gente. Había una docena de familias, ?y seguían llegando?, señaló.
Negó que el EI hubiese colocado bombas. ?¡Son unos mentirosos! ¿Sería lógico que me quedase allí si había explosivos??, preguntó.
Abdullah Khalil Ibrahim, dueño de una casa contigua que también resultó muy dañada por el ataque, aseguró también que no había combatientes de EI en el lugar.
Ibrahim sufrió lesiones y hubo que amputarle una pierna, pero sobrevivió junto con su esposa e hijo. Una familia de cinco personas que estaba en su casa, en cambio, falleció.
Zanoun dijo que durante los cinco días que pasó atrapado entre los escombros escuchó bombardeos, tiros y a gente hablando, incluidos combatientes. Pedía ayuda y de vez en cuando alguien le decía que le llevarían agua, pero nadie lo hacía.
Finalmente un hermano lo sacó de entre los escombros y fue llevado a Irbil, donde se lo sometió a varias operaciones.