25/Apr/2025
Editoriales

Belisario y el histórico discurso que no pronunció

El 7 de octubre de 1913, murió asesinado el senador Belisario Domínguez Palencia, ¿el motivo? su férrea oposición a Victoriano Huerta, manifestada en las intervenciones que tuvo como integrante del Senado, cuestionando al usurpador.

De sus intervenciones destacan particularmente dos discursos, que han tenido gran trascendencia y de los que se sabe no fueron pronunciados en el Senado, no solo porque no aparecen en el Diario de los Debates, sino además por el valioso testimonio del entonces senador Fernando Iglesias Calderón, también opositor a Huerta.

El más famoso es el discurso que el senador Domínguez entregó en la sesión del día 23 de septiembre de 1913, a la Secretaría para que se le diera lectura, sin embargo la presidencia del Senado a cargo de Mauro S. Herrera, resolvió, que siendo una acusación que no concluía con una proposición concreta, no se le podía dar lectura, lo que explicaba que no se conservase en el Archivo de la Secretaría, según opina Iglesias Calderón quien además dice que por no haber asistido aquella tarde a la sesión, al día siguiente: "pedí al señor Senador Domínguez una copia de su discurso, el cual tuvo la bondad de entregármelo, firmándolo". 

Fue ocho años después cuando siendo una vez más senador Iglesias Calderón interviene en una sesión en la que se propuso hacer un gran homenaje al senador chiapaneco y en la que se daría a conocer los discursos que le costaron la vida.

Señala entonces el senador Iglesias Calderón que tales discursos no fueron pronunciados en ese recinto, recordando que la copia firmada que él recibió es el documento que don Belisario entregó a la Secretaría, y que tiene este preámbulo: "Señor Presidente del Senado: por tratarse de un asunto urgentísimo para la salud de la Patria, me veo obligado a prescindir de las fórmulas acostumbradas y suplicar a usted se sirva dar principio a esta sesión tomando conocimiento de este pliego y dándolo a conocer enseguida a los señores Senadores. Insisto señor Presidente, en que este asunto debe ser conocido por el Senado en este mismo momento, porque dentro de pocas horas lo conocerá el público y urge que el Senado lo conozca antes que nadie."

El documento aunque no se leyó en el Senado, tuvo finalmente amplia publicidad ya que se repartió por toda la ciudad, pues concluía con una nota en la cual se pide a las personas que la lean que hagan cinco copias y las repartan con esa misma indicación. 

El senador Iglesias Calderón (hijo del viejo liberal José María Iglesias) señala que "Varios de sus amigos le dijimos aquí mismo, que en México era segura su muerte, que debía salir de la ciudad (...) (que no había) siquiera una probabilidad entre cien de que salvara su vida" y agregó que Domínguez contestó: "Si se ha de morir uno de tifo yo prefiero morir asesinado por Huerta, porque creo que contribuyo a restablecer las libertades mi Patria".

Este testimonio de Iglesias Calderón se dio en la sesión del 14 de septiembre de 1921, según se puede leer en el Diario de Debates de ese día y en esa misma oportunidad él anunció que se desprendería de su documento, y lo entregaría a la secretaría para que existiera una constancia del texto de Don Belisario en el Senado.

Por otra parte hay que recordar que al final de la petición de hacer copias y repartirlas, el senador Domínguez concluía diciendo "¡Ojalá hubiera un impresor honrado y sin miedo!". 

Para el día 29 de septiembre de 1913, el discurso ya había sido impreso, pues el propio Domínguez añadiría otra nota en la que decía “He aquí algunos ejemplares. ¿Queréis saber quién los imprimió? Voy a decíroslo, para honra y gloria de la mujer mexicana: ¡los imprimió una señorita!”.

Se refería a María Hernández Zarco, nieta del célebre periodista y liberal Francisco Zarco. María sería galardonada con la Medalla Belisario Domínguez en 1963, cincuenta años después de los acontecimientos.

Aquí algunos fragmentos del célebre discurso que no se pronunció y por ello tuvo un mayor impacto, al llegar directamente a la sociedad y no quedar en las paredes de la cámara alta.

"Todos vosotros habéis leído con profundo interés el informe presentado por don Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión el 16 del presente.

Indudablemente, señores senadores, que lo mismo que a mí, os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al Congreso de la Unión? No, señores, todos sus miembros son hombres ilustrados que se ocupan en política, que están al corriente de los sucesos del país y que no pueden ser engañados sobre el particular. Se pretende engañar a la nación mexicana, a esa patria que confiando en vuestra honradez y vuestro valor, ha puesto en vuestras manos sus más caros intereses".

"La verdad es ésta: durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se hizo nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República, es infinitamente peor que antes".

"el pueblo mexicano no puede resignarse a tener por Presidente de la República a don Victoriano Huerta, al soldado que se apoderó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la presidencia fue asesinar cobardemente al presidente y vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular; habiendo sido el primero de éstos, quien colmó de ascensos, honores y distinciones a don Victoriano Huerta y habiendo sido él, igualmente, a quien don Victoriano Huerta juró públicamente lealtad y fidelidad inquebrantables".

"Sin embargo, señores, un supremo esfuerzo puede salvarlo todo. Cumpla con su deber la representación nacional y la patria está salvada y volverá a florecer más grande, más unida y más hermosa que nunca".

"La representación nacional debe deponer de la presidencia de la República a don Victoriano Huerta por ser él contra quien protestan con mucha razón todos nuestros hermanos alzados en armas y de consiguiente, por ser él quien menos puede llevar a efecto la pacificación, supremo anhelo de todos los mexicanos."

"Vuestro deber es imprescindible, señores, y la patria espera de vosotros que sabréis cumplirlo".

"Cumpliendo ese primer deber, será fácil a la representación nacional cumplir con los otros que de él se derivan, solicitándose enseguida de todos los jefes revolucionarios que cesen toda hostilidad y nombren sus delegados para que de común acuerdo, elijan al presidente que deba convocar a elecciones presidenciales y cuidar que éstas se efectúen con toda legalidad."

"El mundo está pendiente de vosotros, señores miembros del Congreso Nacional Mexicano, y la patria espera que la honraréis ante el mundo, evitándole la vergüenza de tener por primer mandatario a un traidor y asesino."

Dr. Belisario Domínguez

 

Senador por el estado de Chiapas