Internacional

Rusia bombardea Ucrania con misiles hipersónicos

Kiev.-  Rusia se vengó de la presunta incursión ucraniana en territorio ruso con un nuevo bombardeo masivo que golpeó objetivos militares y civiles en todo el país, ataque en el que el Ejército ruso empleó profusamente su nuevo armamento hipersónico.

 Ígor Konashénkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, precisó que Moscú empleó armamento de precisión de largo alcance disparado desde el aire, con el que golpeó la infraestructura e industria militares, y la red energética civil. Para ello, la aviación rusa empleó los Kinzhal, lo que fue confirmado por Kiev, quien estimó en seis los misiles hipersónicos de esa clase lanzados contra territorio ucraniano.

Los Kinzhal (Daga) son misiles de emplazamiento aéreo que tienen un alcance de más de dos mil kilómetros y una velocidad 10 veces mayor que el sonido.

 Este misil hipersónico de alta precisión, imposible de derribar para las baterías antiaéreas, puede portar tanto ojivas nucleares como cargas convencionales.

Según fuentes oficiales ucranianas, al menos nueve personas murieron en el bombardeo masivo lanzado por el Ejército ruso contra una decena de regiones del vecino país. Los bombardeos mataron a al menos cinco personas en la región de Leópolis (oeste), donde un misil cayó en una zona residencial, y a otro civil en Dnipropetrovsk (sureste).

 En la región sureña de Jersón, controlada parcialmente por los rusos, los bombardeos se cobraron la vida de tres personas, dos en una parada de transporte público y otra en una tienda.

 El ataque también alcanzó la capital, Kiev, donde resultaron heridas dos personas y dañadas infraestructuras, inmobiliario urbano y bloques de viviendas.

 Los rusos atacaron otras grandes urbes del país como Járkov, donde 11 misiles dejaron a la ciudad más importante del este de Ucrania sin luz, agua y calefacción; Mykolaiv y Odesa (sur). En total, según Kiev, el ejército ruso lanzó 81 misiles, tanto desde aviones como buques situados en los mares Negro, Azov y Caspio.

 Debido a los ataques rusos, la planta nuclear ucraniana de Zaporiyia, la mayor de Europa, quedó completamente aislada, lo que obligó a encender una veintena de generadores diésel, aunque horas después se conectó a la red eléctrica general.

 La empresa estatal ucraniana Energoatom aseguró que la comunidad internacional debe hacer todo lo posible para que "las fuerzas de ocupación se retiren de las instalaciones y las devuelvan al control total de Ucrania".

La desmilitarización de la zona fue apoyada el miércoles por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante su visita a Kiev, y rechazada ayer por el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien acusó al diplomático portugués de falta de neutralidad.

 Al respecto, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) alertó de que se "está jugando a los dados" con la seguridad de la central, que por sexta vez en el último año fue puesta en modo de emergencia y que "un día se nos acabará la suerte".

 

Bajmut, ni un paso atrás

 

 Mientras, la enconada batalla por el control de la estratégica localidad de Bajmut continúa.

 Por si hubiera alguna duda, el ucraniano Oleksandr Syrskyi, comandante del Ejército de Tierra, aseguró que para Kievcada vez resulta más importante defender ese bastión, muy cerca de la frontera al Donbás, aunque el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, niegue que su caída en manos rusas pueda suponer "un punto de inflexión en la guerra".

 "Cada día que defendemos la ciudad nos permite ganar tiempo para preparar reservas y futuras operaciones ofensivas. Al mismo tiempo, en su lucha por esta fortaleza, el enemigo está perdiendo la parte más preparada y capaz de su ejército: las unidades de asalto de Wagner", dijo Syrskyi en un comunicado.

La inteligencia occidental estima que en el asalto de Bajmut, en la región de Donetsk, los mercenarios de Wagner, que controlarían la mitad de la ciudad, habrían sufrido entre 20 mil y 30 mil bajas.

 

 Según blogueros militares rusos, la petrolera Gazprom Neft está creando su propia unidad de voluntarios, donde el salario sería superior al que ofrece Wagner, cuyo fundador, Serguéi Prigozhin, está enfrentado al Ministerio de Defensa y al Estado Mayor.