Editoriales

La importancia de la Constitución

 

 Una nación sin leyes no tiene control ni destino. Y como la Constitución Política es la ley suprema, se infiere que todos los habitantes de un país, comenzando por su gobierno, debe acatar el orden constitucional.

Pero suele suceder que durante las luchas por el poder algunos ignoran a las leyes y si triunfan los desobedientes, cambian la Constitución para legitimar y legalizar su permanencia en el poder.

Esto vale también para las monarquías y en España se ha vivido muchas veces, no sólo ahora que Carles Puigdemont desobedece a la Constitución española buscando soberanía para su tierra Cataluña.

Tal fue el caso de Fernando VII, quien estaba cautivo en Francia por órdenes de Napoleón y en su ausencia, los diputados de Cádiz proclamaron en el preámbulo de la Constitución que Fernando VII había sido elegido rey por las Cortes.

Inocentemente pensaban que cuando regresara Fernando VII aceptaría gustoso la primera Constitución española, pero sucedió que este monarca regresó y juró la Constitución en 1814 pero luego se retractó, derogándola y anulando todos los decretos expedidos en su breve reinado (de la Constitución).

Claro que esto desató una revolución pues los liberales del ejército español ya no aceptaban el poder absoluto del rey. Mientras, en las tierras españolas de América, como en la Nueva España, había justamente una guerra de independencia y ni así se pusieron de acuerdo en Madrid, perdiendo al final de esas luchas las posesiones americanas.

Para emancipar a las tropas españolas sublevadas, la arenga era: “Es de precisión para que España se salve, que el rey, Nuestro Señor, jure y respete la Ley Constitucional de 1812, afirmación legítima civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la Constitución!”.

La Constitución de Cádiz “La Pepa” de 1812 tuvo que volver a firmarse el 9 de marzo de 1820, gracias a que el rey Fernando VII estaba acorralado debido a que Rafael del Riego encabezó una fiera lucha militar y gracias también al apoyo de los Cien Mil Hijos de San Luis. Ah, y todavía Fernando VII tuvo la desfachatez de firmar una vez más, -ocho años después- La Pepa diciendo: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”.  

Afortunadamente los mexicanos tenemos una Constitución que se ha venido adecuando con los cambios obligados por el desarrollo nacional durante largos y difíciles cien años.