Diciembre 26 de 1837: el comandante del departamento de Sonora, José Urrea, proclama un plan a favor del sistema federalista y de un Congreso que restablezca la constitución de 1824. El presidente conservador Anastasio Bustamante había protestado el 19 de abril anterior, y el 1º de mayo, el Congreso ratificó el Tratado de Paz y Amistad entre México y España suscrito en Madrid el 28 de diciembre de 1836.
Pero el centralismo de Bustamante era una especie de convocatoria a levantarse en armas. El 6 de mayo, Esteban Moctezuma y Ramón García Ugarte lo hacen en Río Verde, SLP, con el apoyo de las autoridades de Ciudad del Maíz SLP. A la par, ese mismo vino la exigencia del Congreso al presidente Bustamante para que hiciera una reclamación diplomática a Estados Unidos por enviar buques de guerra en apoyo a la independencia de Texas.
Y las aguas de la política seguían revolviéndose más, cuando el general Mariano Paredes marchó con 400 hombres a San Luis Potosí a enfrentarse con los rebeldes a quienes vence: Muere Moctezuma y García Ugarte capitula. Pero al mismo tiempo crecen los problemas con Estados Unidos porque México había incautado los buques Lousiana y Champion , por lo que el país sajón envía a Veracruz una flota encabezada por la fragata Constellation y cuatro corbetas al mando del comodoro A. J. Dallas y se negocia entre él y el comandante de Veracruz, Antonio de Castro, con la intervención del cónsul norteamericano, M. Burnough. Por cierto, este tipo reclamó ante la SRE de México las armas decomisadas por el bergantín Libertador, que navegando por las costas texanas apresó a varios buques gringos que llevaban armas y municiones para los texanos, y que, por cierto, en uno de esos buques (goleta Independence) iba William H. Wharton, comisionado de Estados Unidos para el reconocimiento de la independencia de Texas.
La cancillería mexicana se niega a regresar las armas hasta que comprueben legalmente su propiedad. En agosto 7, el gobernador de Nuevo México, Albino Pérez, combate una sublevación alentada por Estados Unidos, y tan estaban metidos los espías gringos, que las tropas que llevaba Pérez, al llegar al sitio del encuentro, se pasaron al bando rebelde, muriendo en la acción el gobernador Pérez y todos sus acompañantes autoridades civiles y militares. Ipso facto, el gobierno de Nuevo México es asumido por José González, quien rapidito expide decretos que anexan Nuevo México a Estados Unidos.
El separatismo texano era el ejemplo a seguir por estos mexicanos que pensaban que integrándose a Estados Unidos serían tratados muy bien. Y no se solucionaba el conflicto en Nuevo México cuando ya tienen que zarpar rumbo a Campeche los bergantines Libertador e Iturbide porque llegaron tropas norteamericanas que asesinaron a varios yucatecos en Sisal, Yucatán. En dos días de combate huyen los norteamericanos rumbo a Galveston, siendo perseguidos por los mexicanos y el 26 de agosto el buque consentido de Texas, el Invincible, es atacado por buques mexicanos, El Brutus intenta socorrerlo pero queda varado y finalmente el Invincible se estrella contra un arrecife. Pero los problemas internos continúan pues en Aguililla, Jalisco, Gordiano Guzmán se levanta en armas a favor del federalismo exigiendo la restitución de la Constitución de 1824. El 23 de diciembre, el capitán Mariano Olarte, en Papantla, Veracruz, publica un nuevo plan de rebeldía. En fin, que nuestra Nación tuvo en ese año tristes fiestas navideñas porque había prendidas varias lumbres separatistas que debilitaron tanto al país, al grado de facilitar –nueve años después- la derrota ante el ejército invasor norteamericano. En este momento que describimos, no había tanta diferencia en las fuerzas militares entrambas naciones, pues cada vez que se metían a nuestro territorio los extranjeros eran combatidos y en la mayoría de las veces con éxito. Las dos grandes derrotas –con norteamericanos y después con franceses- fueron propiciadas por problemas internos de mexicanos peleando contra mexicanos. Ojalá entendamos la lección que nos da la historia.