Jair Bolsonaro arrasó en el primer turno de las elecciones presidenciales de Brasil, y no piensa dejar de lado su discurso radical de cara al segundo turno: "Mira, no pudo convertirme en un 'Jairizinho paz y amor' y traicionarme, tengo que continuar siendo la misma persona", dijo en su primera entrevista radiofónica tras los resultados. Conocido por sus polémicas declaraciones racistas, machistas y homófobas, lo cierto es que este admirador de la dictadura militar (1964-1985) no necesitará moderar el tono para conquistar a electores indecisos.
Le basta con conservar a sus votantes. El líder de la ultraderecha consiguió el 46% de los votos, más de lo que nadie pronosticaba. Aún así se mostró insatisfecho con el resultado, ya que estaba convencido de que iba proclamarse presidente en el primer turno. Volvió a hablar de fraudes en las urnas electrónicas, algo que nunca nadie había cuestionado antes en la democracia brasileña y que fue desmentido rotundamente por la Justicia Electoral. A pesar de su contundente victoria, el 28 de octubre tendrá que verse las caras de nuevo con Fernando Haddad, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y sustituto de última hora del ex presidente Lula da Silva, preso por corrupción. Para Bolsonaro, enfrentarse al PT es el mejor escenario posible.
Gran parte de su éxito se debe a su encendido discurso 'antipetitsta', que caló con fuerza en la sociedad brasileña al calor del fracaso del Gobierno de Dilma Rousseff y de numerosos escándalos de corrupción. "Debatir con el PT no es difícil, lo que hizo a lo largo de 13 años está en la memoria de todo el mundo, no queremos la vuelta de eso", dijo este lunes.
Bolsonaro ya ha prometido reducir el número de ministerios y extinguir o privatizar 50 empresas públicas de 150 en su primer año de Gobierno para acabar con la corrupción, así como "poner punto final en todo tipo de activismo", en su opinión, un obstáculo para el progreso del país.Existe gran expectativa sobre su participación en los debates de televisión, ya que pasó buena parte de la campaña del primer turno en el hospital recuperándose de una puñalada, preservado de los ataques de sus adversarios.
Fue muy criticado cuando, ya dado de alta, dejó plantados al resto de presidenciables en el último debate para conceder una entrevista a una emisora afín. Ya recuperado, se espera que no esquive el cara a cara con Haddad, y que salga del terreno de las redes sociales y del Whatsapp, donde buena parte de sus simpatizantes difunden 'fake news' de forma masiva. La estrategia de Haddad Haddad, por su parte, sabe que no lo tiene fácil.
Para ganar a Bolsonaro tendrá que arañar votos incluso en el electorado conservador, que ve en el PT el resumen de todos los males del país. Los analistas coinciden en que es urgente que Haddad se distancie de la línea dura del partido: "Si para de predicar para convertidos y lanza señales al centro, el PT tiene condiciones de construir un pacto contra una candidatura que ya ha dado todas las señales de que no tiene la menor intención de preservar ninguna institución democrática", comenta a EL MUNDO Murilo Cleto, analista político de las Facultades Integradas de Itararé. Haddad dejó claro que quiere buscar el máximo número de apoyos posible. Pidió construir un "amplio frente democrático" porque cree que la Constitución de 1988 está en riesgo. Se espera que consiga el apoyo del laborista Ciro Gomes, el tercer colocado en las elecciones, con un 12,4 % de los votos, y de partidos de izquierda más minoritarios. Incluso se especula con la bendición del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), la vaca sagrada de la derecha moderada en Brasil, que podría tener el gesto insólito de apoyar al PT en unas elecciones. Aun sumando apoyos en la izquierda y en el centro-derecha, los números no le son favorables. Además, hacerse una foto con la plana mayor de la política puede ser contraproducente, comenta Cleto.
"Eso justamente puede confirmar el carácter antisistema de la candidatura del militar. Esa cosa de '¿lo ves? están todos contra Bolsonaro'. La postura anti-establishment de Bolsonaro es de los rasgos que más seduce a su electorado".Para Flávia Biroli, de la Universidad de Brasilia (UNB), Haddad tiene que dar un giro a su discurso para vencer al militar: "No sirve de nada en insistir en cuestiones tratadas en el primer turno, como la oposición a la dictadura o la importancia de la democracia.
Eso no afecta al elector de Bolsonaro" decía en declaraciones al diario 'Folha de São Paulo'. En su opinión, el PT tendría que invertir en la narrativa de que Bolsonaro retirará derechos de los trabajadores, en base a varios deslices que ya ha cometido la campaña del rival. En todo caso, Haddad tampoco podrá excederse, porque también tiene que agradar al mercado financiero, que hace tiempo que está eufórico con el ascenso de la extrema derecha. El dificilísimo juego de equilibrios que Haddad tiene por delante se cierra con el papel de Lula. Encarcelado en Curitiba cumpliendo una pena de 12 años por corrupción, el ex presidente es una enorme mochila para su candidatura, para bien y para mal.
La bendición de su mentor fue lo que le llevó al segundo turno, pero ahora es un freno para conquistar al votante de centro. Haddad, de momento, ya ha dejado claro que no piensa renunciar a sus visitas semanales a la celda de Curitiba.