Internacional

La corrupción, un "contexto propicio" para los populismos

La organización de anticorrupción Transparencia Internacional (TI) advirtió este miércoles sobre la "corrupción sistémica" y la "desigualdad social" que generan un "contexto propicio para que se impongan los polí­ticos populistas", y criticó los primeros pasos del presidente de EEUU, Donald Trump.

"Durante 2016, vimos que en todo el mundo la corrupción sistémica y la desigualdad social se refuerzan recí­procamente, y esto provoca decepción en la gente hacia su clase polí­tica", indica en un comunicado esta organicación con sede en Berlí­n, que publica su nuevo 'índice de percepción de la corrupción 2016'.

Desigualdad y corrupción generan "un contexto propicio para la emergencia de populismos", asegura TI, que evalúa a 176 paí­ses.

Los casos de corrupción a "gran escala", como los de "Petrobras y Odebrecht en Brasil (...) muestran cómo la colusión entre empresas y polí­ticos arrebata a las economí­as nacionales miles de millones de dólares de ingresos que se desví­an para beneficiar a unos pocos, a costa de la mayorí­a".

"Este tipo de corrupción -prosigue la ONG- a gran escala y sistémica redunda en violaciones de derechos humanos, frena el desarrollo sostenible y favorece la exclusión social".

Por ello, la puntuación de Brasil (79ª posición) en el í­ndice de percepción de la transparencia ha descendido significativamente en comparación con el de hace cinco años, tras "la revelación de sucesivos escándalos de corrupción en los que se vieron envueltos polí­ticos y empresarios de primera lí­nea".

Sin embargo, prosigue TI, "el paí­s ha demostrado este año que, mediante el trabajo independiente de los organismos encargados de la aplicación de la ley, es posible exigir que rindan cuentas personas que antes se consideraban intocables".

- Autócratas y populistas -

"En paí­ses con lí­deres populistas o autocráticos, a menudo vemos democracias que retroceden y un patrón alarmante de acciones tendientes a reprimir a la sociedad civil, limitar la libertad de prensa y debilitar la independencia del poder judicial. En vez de combatir el 'capitalismo clientelista', estos lí­deres por lo general instalan sistemas corruptos incluso peores", afirma José Ugaz, presidente de TI.

Según TI, las puntuaciones de Hungrí­a y Turquí­a —dos paí­ses donde están en el poder lí­deres autocráticos— descendieron en los últimos años. En cambio, "la puntuación de Argentina, que ha dejado atrás un gobierno populista, está comenzando a mostrar mejoras" (95º), según el comunicado de TI.

TI observa asimismo con recelo los inicios del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, que asumió el cargo el pasado viernes: "Sus primeros pasos no son prometedores. Cuando vemos que ha nombrado a su yerno (Jared Kushner) alto consejero de la presidencia, eso no es una buena señal" opina Finn Heinrich, director de investigación de TI.

"Si él (Trump) respeta su promesa de combatir la corrupción, creo que EEUU -en el puesto 16º en 2015 y en el 18º en 2016- puede mejorar".

Sin embargo, según los inicios de su presidencia "tememos que haya un retroceso". Trump "no necesita combatir a la prensa, nombrar a gente con la que va a tener conflicto de intereses, ni ser opaco con sus impuestos", agrega el directivo.

Cada año, TI establece la lista de los paí­ses en función de una escala que va de cero a 100, de los más corruptos a los más virtuosos, según los datos recogidos por 12 organismos internacionales, entre ellos el Banco Mundial, el Banco africano de Desarrollo o el Foro Económico mundial.

Como era de esperar, los paí­ses nórdicos -Dinamarca (1º, junto a Nueva Zelanda), Finlandia (3º), Suecia (4º) y Noruega (6º)-ocupan lo más alto de la clasificación. En lo más bajo de ella figuran paí­ses asolados por conflictos como Somalia (176º y último), Sudán del Sur (175º) o Siria (173º).

En América Latina, el peor clasificado es Venezuela (166º) y México es el 123º. Los mejor valorados son Uruguay (21º) y Chile (24º).