11/May/2024
Editoriales

Otro científico del tipo de Aguirre Pequeño

El maestro emérito de la Facultad de Medicina, Eduardo Aguirre Pequeño dedicó su vida a la investigación, haciendo importantes aportaciones para el estudio sobre el Mal del Pinto. Aguirre Pequeño tuvo el arrojo de inocularse treponemas de una persona enferma para darle seguimiento puntual al desarrollo tomando su propio cuerpo como conejillo de indias. Recuperó su salud gracias a la penicilina, que no estaba aprobada aún para cualquier paciente en México, y afortunadamente el gobernador Arturo B. de la Garza intervino para que se le suministrara, y consiguió sanar. 

 

Sin embargo, nosotros conocemos la obra de Aguirre Pequeño porque era uno de los nuestros, pero han existido otros científicos que también utilizaron su propio cuerpo para experimentar enfermedades, como es el caso del bielorruso Alexander Bogdanov (1873-1928) que no es conocido en occidente porque su obra nunca se tradujo. Este científico fue también escritor de ciencia-ficción y activista político. En 1924 comenzó con transfusiones sanguíneas para alcanzar la eterna juventud o cuando menos un rejuvenecimiento parcial. Su hermana Maria Ulianova fue su conejillo de indias, y él mismo se hizo 11 transfusiones generales de sangre, con las que experimentó mejorías tanto en su calvicie como en su vista cansada. Animado por estos éxitos, Bogdanov fundó en 1925 el Instituto para Hematología y Transfusiones Sanguíneas. Sin embargo, en 1928 murió a causa de transfundirse sangre de un estudiante que padecía malaria y tuberculosis buscando encontrar la cura. A Bogdanov le faltó una relación con un gobernante de la talla de Arturo B. de la Garza.