CIUDAD DE MEXICO - Las fuerzas del orden se han convertido en el blanco favorito del crimen y cada vez más policías y militares mueren en medio del clima de violencia que domina al país desde fines del 2006, y arroja hasta ahora más de 355 mil muertos y por arriba de 100 mil desaparecidos.
Sólo en 13 municipios se contabiliza el 25% de los policías asesinados en los últimos 8 años, de acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) difundido hoy. Los populares centros turísticos sureños de Acapulco, estado de Guerrero (381 casos) y Cancún, Quintana Roo (182) figuran entre los lugares más peligrosos para los agentes policiales.
Además, destacan sitios donde ir de uniforme de guardia puede ser de alto riesgo ciudades de la frontera con Estados Unidos como Tijuana (Baja California, 335) y Ciudad Juárez (Chihuahua, 269), así como el municipio periférico de la capital Ecatepec (179).
El titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, informó que en lo que va de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador 33 elementos militares han fallecido en agresiones.
Asimismo, la cifra de asesinatos de militares se mantiene alto, aunque su nivel máximo ocurrió entre 2007 y 2012 (99), con 33 en los últimos tres años, a pesar de que se redujo a un tercio.
El ministro de la Defensa Luis Cresencio Sandoval informó que también hay un número importante de personal castrense herido en enfrentamientos o ataques, con 75 el año pasado, una cifra sin embargo 40% mayor a la de 2020 (56) aunque menor a la del 2018 (84).
"Los policías enfrentan día con día un altísimo riesgo de ser asesinados" al grado que en México se "mata en promedio a más de un policía cada día", indicó recientemente la organización no gubernamental Causa en Común.
Según la investigación de esta entidad independiente, que incluye reportes periodísticos y no sólo informes oficiales, entre 2018 y 2020 fueron asesinados al menos 1.422 policías en México (1,16 en promedio cada día).
El tema salta a la palestra en momentos en que se reprocha al gobierno que trate "con guantes de terciopelo" a los delincuentes, bajo el lema del presidente Andrés Manuel López Obrador "Abrazos, no balazos" para evitar que se eleve la cifra de víctimas por la violencia rampante que estremece al país desde hace más de 15 años.
Hace unos días se generó una controversia cuando se difundieron imágenes de militares huyendo en un poblado del estado sureño de Michoacán, perseguidos por hombres armados que los insultaban.
López Obrador señaló que los militares tienen instrucciones de proteger su vida ante todo, pero también señaló la necesidad de proteger "la vida de los delincuentes", lo que provocó reacciones generales de rechazo.
En marzo del 2021 al menos 13 policías de la fiscalía local fueron asesinados en una emboscada en la localidad de Coatepec Harinas, estado de México, centro del país, a unos 120 kilómetros de la capital, cuando realizaba un patrullaje de rutina en un convoy. Las autoridades atribuyeron este ataque a "la delincuencia organizada" sin identificar a una banda en particular.
Las autoridades prometieron responder "con todo el peso de la ley" y condenaron este "artero y cobarde crimen".
Causa en Común señaló en un informe denominado "Ser policía en México", difundido hace unos meses, que las muertes en ascenso contra los agentes del orden en el país obedecen a que sufren "de múltiples insuficiencias y deficiencias resultado de un abandono institucional crónico".
Los cuerpos de seguridad de todos los niveles cuentan con "presupuestos insuficientes y mal ejercidos", se desempeñan en "condiciones laborales abusivas" y son palpables "brechas crecientes entre sus procesos de desarrollo, su realidad operativa y las leyes que los rigen", señaló la ONG.
Además, hizo notar la existencia de "un amplio desprecio social a las corporaciones de policía", cuyos miembros suelen "estar desprotegidos, mal pagados y equipados, abandonados por el Estado y sus comunidades, con jornadas extenuantes y capacitaciones exprés".
