Esta semana se está produciendo un importante punto de inflexión en el curso de la historia. Pero es poco probable que las elecciones estadounidenses se decidan el 3 de noviembre. Debido a los millones de boletas electorales enviadas por correo que circulan por todo el país y las disputas sobre cuál debe contarse, podemos esperar días, semanas o incluso meses desafíos para abrirse camino a través de los tribunales, posiblemente incluso hasta la Corte Suprema. Si Trump sale adelante, como parece dispuesto a hacer, la experiencia obtenida a través del programa de capacitación de meses de protestas de BLM saldrá a las calles para una acción directa y probablemente violenta. El régimen de censura en línea se intensificará, ya que los intentos de hacer evaluaciones sobre el resultado de las elecciones serán bloqueados o permitidos de diversas formas según lo determinen las reglas mal definidas creadas para establecer el control sobre la libre discusión.
El presidente Donald Trump, quien usó las redes sociales con gran efecto en 2016 (parte de la razón de la represión contra la libre discusión en esas plataformas), está superando estas formas de censura, haciendo un increíble alcance directo al votante, con cuatro mítines el sábado. , cinco el domingo y cinco más planeados para el lunes. Sus seguidores están participando en caravanas, desfiles de barcos y marchas por todo el país.
Trump se opone a un ataque de las instituciones establecidas: el establecimiento británico, los medios de comunicación, las agencias de inteligencia (para redes como MSNBC, estas son cada vez más equivalentes), porque tiene el potencial de cambiar completamente el curso de Estados Unidos y revertir el paradigma militar-financiero transatlántico de las últimas décadas.
El golpe en su contra solo puede ser derrotado desarraigando, procesando y castigando a sus perpetradores. Al hacerlo, se abre la puerta a un rechazo más amplio de los intereses de esos aliados del Imperio Británico y su perspectiva: la financiarización de las economías, los enfoques geopolíticos de otras naciones, el ambientalismo antihumano y la visión de que “la ganancia de otro es mi pérdida." El optimista sentido estadounidense de lograr grandes cosas y contribuir al mundo es el antídoto contra el pesimista culto a la muerte del Green New Deal y la Gran Revolución Cultural Despertadora.
Al celebrar los 20 años de la Estación Espacial Internacional y su promesa de cooperación pacífica en las fronteras más lejanas del conocimiento, debemos buscar superar las barreras innecesarias a la cooperación, barreras que podrían resultar en conflictos militares en lugar de cooperación. Dos de las mayores barreras son la demonización de China, que alcanzó un nuevo nivel en las falsas afirmaciones sobre su culpabilidad por la propagación del Covid-19, y el estribillo aún continuo de "¡Rusia, Rusia, Rusia!" Superar estas barreras requiere aspiraciones de gran alcance para el descubrimiento científico y la exploración espacial. Y requiere una derrota aplastante de los creadores del nexo de inteligencia de Russiagate.
