El un discurso que dio en la Universidad de Oxford el lunes 9 de octubre, y luego en una entrevista el mismo día con Christiane Amanpour de la CNN, la ex candidata presidencial del Partido Demócrata, Hillary Clinton, demostró no solo a qué grado está ella divorciada de la realidad, sino que además está llevando a cabo el plan británico de sembrar caos y violencia jacobina en Estados Unidos, y justificar también una guerra contra Rusia y China.
Clinton estuvo en el Instituto Bonavero de Derechos Humanos de Oxford, en el Reino Unido, para conmemorar el 70 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, y para develar una estatua de Eleanor Roosevelt, quien fue, a diferencia de Hillary Clinton, una verdadera defensora de los derechos humanos.
En el discurso que dio en Oxford, se lanzó una tirada en contra de Vladimir Puin, Presidente de Rusia, y de los rusos en general, y preguntó por qué la prensa, las instituciones políticas, y el público “son tan reacios a denunciar lo que los rusos han estado haciendo”. (Muy raro esto, dado que la prensa occidental publica diariamente tanta basura acusando a Rusia de cada supuesto crimen que suceda).
Miren lo que hicieron en las elecciones de Estados Unidos, dijo, y lo que hicieron para influir en el voto del Brexit. Ella le dijo a Amanpour que no podía entender por qué los gobiernos europeos de “derecha” recurrirían a alguien como el “autoritario”, y homicida Putin.
En un reflejo del pánico que hay entre la camarilla angloamericana por la ola antisistema global, Clinton preguntó con ansiedad, ¿cómo vamos a “enfrentar esta ola que parece estar arrasando a Europa y a Estados Unidos? ¿Qué está en la mente de los estadounidenses y europeos del siglo 21 que los llevaría a hacer eso?”. El sistema impuesto luego de la Segunda Guerra Mundial ha sido tan fantástico, afirmó Clinton. ¿Por qué ningún país querría abandonarlo?, se preguntó.
Clinton también despotricó contra China, el “Estado vigilante”, que según ella se ha vuelto cada vez más represivo. Lo más peligroso, le dijo a Amanpour, es que puede venderle sus peligrosas tecnologías a Rusia, a Irán, a Corea del Norte, o a otros “gobiernos populistas” que amenazan a occidente.
Respecto a sus soluciones a la crisis, primer culpó al “autoritario” Donald Trump por haberla creado en Estados Unidos, y ahora los demócratas deben regresar a la Cámara de Representantes y al Senado. Dijo de modo esquivo que le “dejaría a otros” la decisión de un juicio político, sin embargo añadió que con el nuevo Congreso, se le “podría pedir cuentas” al Presidente por sus acciones, entre otras por la “interferencia [de Rusia] en las elecciones”. Ahora, con respecto a la reciente emboscada en contra del juez Kavanaugh, efectivamente Clinton apoyó el empleo de la violencia en contra del Congreso republicano, sobre la base de que no existe motivo para ser civilizados “con un partido político que quiere destruir lo que tu defiendes, lo que a ti te preocupa”. Cuando haya un Congreso democrático, “el civismo regresará”, declaró.
En un comentario del periódico Washington Examiner el miércoles 10, advirtió que existe poca diferencia entre las declaraciones de Clinton, y las consignas de “no a la justicia, no a la paz” que gritaban la semana pasada los manifestantes enloquecidos en contra de Kavanaugh.
“Es una licencia para un mal comportamiento y es peligroso”. El mismo día, el periódico Weekly Standard lo pone de manera más directa, diciendo que la declaración de Clinton es “un acto de retórica sediciosa”.