12/May/2024
Editoriales

La violencia es ominosa

La violencia extrema no es novedad en la historia. En el año de 1500, César Borgia llegó al poder en la Romagna, de Italia central, cuando gobernaban las bandas de malhechores que combatían entre sí por el poder. Borgia necesitaba mostrar capacidad para gobernar, y nombró teniente general a Remiro de Orco, hombre con fama de cruel y desalmado. 

Orco estableció una justicia severa y brutal, con violencia extrema acabando rápidamente  con los delincuentes. Al principio fue muy aplaudido, pero en sus afanes por limpiar lo sucio, cometió muchas arbitrariedades, y la población terminó odiándolo. 

Así las cosas, en diciembre de 1502, César Borgia declaró que nunca había aprobado lo hecho por Orco. Y una vez aclarada su “inocencia”, el 22 de diciembre mandó encarcelar a Orco y la mañana del 26 de diciembre, como regalo navideño, en la plaza de la Ciudad apareció el cuerpo decapitado de Orco, vestido con llamativo traje, de capa color púrpura, y su cabeza a un lado, clavada en una lanza junto al cuchillo ensangrentado del verdugo. 

La ferocidad de la escena dejó al pueblo perplejo pero satisfecho, comenta Maquiavelo. 

César Borgia utilizó a un hombre rudo para acabar con la podredumbre social y luego se deshizo de él, haciéndolo su chivo expiatorio.

A estas alturas de la pandemia de Covid 19, con sus miles de muertos, además de los crímenes perpetrados por las mafias nacionales -combatidas con la antítesis de Orco-, ya no impresionan las noticias de violencia.

Sin embargo, anteayer un joven asesinó a su familia en Juárez, y eso sí nos impactó, pues sus víctimas fueron su esposa, sus dos hijas, su madre y su padrastro. 

La violencia familiar ha llegado a niveles increíbles, por lo tanto, su solución es más compleja que la de Borgia, pues si a los grupos criminales se les da abrazos en lugar de balazos, a los que maltraten a los suyos, si continuamos con esa lógica, habría que darles un diploma de buen comportamiento.

Desde luego que frenar la violencia familiar pasa por una mejoría en las condiciones de vida, con buenos empleos, mejor educación y con un ambiente político pacífico, pues los discursos agresivos y facciosos exacerban los ánimos. 

Deberíamos tener un aparato eficiente de combate al delito, en donde se trate a los criminales de acuerdo a sus crímenes, dejando de lado los intereses políticos, y atendiendo ipso facto a las familias que vivan en un clima de violencia potencial, pues actuar a tiempo es la mejor forma de actuar.