Editoriales

El agua de colonia

Francia es una gran nación, que se distingue por muchas cosas, entre las que destaca ser la capital de los perfumes.

Sin embargo, en un tiempo cedió su lugar a la alemana ciudad de Colonia, que había sido un centro de peregrinación medieval gracias a las reliquias de los Reyes Magos, exhibidas en su Catedral desde 1164.

La explicación es la siguiente: Luis XV, el Rey Sol (1638-1715), desde 1705 sufría en Versalles de tremendas migrañas y los doctores que debían darle un diagnóstico oficial, se pusieron de acuerdo para achacarle ese recurrente dolor de cabeza al exceso de objetos perfumados que le rodeaban. Así que la orden fue tajante: nada de perfumes en pelucas, guantes y abanicos. Tal decreto implicó un quebranto para los fabricantes de perfumes, pues la sociedad francesa disminuyó sus compras de los indispensables productos, debido a que la moda siempre la imponía El Rey Sol. Así, los fortísimos olores generados por la falta de higiene personal repercutieron en las relaciones íntimas de los franceses ricos.

Y el vacío odorífero fue llenado por el agua de colonia, un aroma inventado por un italiano nacionalizado en Alemania Juan María Farina (1685-1766), quien terminó perdiendo la exclusividad de su perfume porque en aquel tiempo no había control de patentes y cualquiera pirateaba productos impunemente.

Lo que sí sobrevivió fue el nombre de la ciudad donde Farina fabricaba el perfume original: Colonia.  

Desde 1709 existe la empresa Farina gegenüber (Johann Mari Farina gegenüber dem Jülicgs-Platz, que significa “Johann Maria Farina, enfrente de la Plaza de Jülich”). Es una fábrica - tienda donde se inició el agua de colonia, que hoy es la fábrica de perfumes más antigua del mundo en funcionamiento. La octava generación de Farina conserva el negocio, que es visitado por muchos turistas por ser un museo del perfume.

El nombre original del perfume no era agua de colonia, sino Eau Admirable, que se distinguía de los perfumes de su época por no ser cargado de canela, sándalo o almizcle. Es un aroma suave que recuerda la fragancia de la naranja floral después de la lluvia, el narciso de la montaña italiana, pero que, ahora se llama Eau de Cologne, pues Francia sigue siendo la nación capital de los perfumes.