13/May/2024
Editoriales

Feliz Día de Reyes

El Día de Reyes conmemora La Epifanía del Señor y el Día de los Reyes Magos. La primera es la manifestación del hijo de Dios ante los hombres, y el segundo honra, según la tradición cristiana, a los Reyes de Oriente que llegaron al pesebre en Belén, guiados por una estrella para adorar al Niño – Dios que había nacido, regalándole oro, incienso y mirra. 

Desde antiguo, los Evangelios hablaban del nacimiento de un Mesías en tiempos del censo ordenado por César Augusto, cuando Siria era gobernada por Quirino, en las postrimerías del rey Herodes. 

Y describían una intensa luz que semejaba a un gran astro que guiaría a unos personajes del oriente hasta donde el Mesías nacería (Mt. 2.9).

Se dice que los Reyes Magos fueron a buscar al Mesías, llevando los tesoros que le regalarían, gracias a que -explica Giovanni Magnani, catedrático de fenomenología de la Universidad Pontificia Gregoriana-, Júpiter era considerado la estrella del Príncipe del Mundo; y el planeta Saturno, era para Oriente como la estrella de Palestina. Así que cuando Júpiter se encontrara con Saturno en la constelación de Piscis, “el Señor del final de los tiempos aparecerá este año en Palestina”, lo que motivó a estos personajes de alto linaje a buscarlo.

Otras narraciones bíblicas hablan de la política y sus perversidades, como la proclividad a cometer genocidios para conservar el poder de parte de un sátrapa.

Las referencias bíblicas insinúan que Herodes dio la orden de matar a todos los niños menores de dos años en toda la región, para eliminar el peligro que representaba el nacido con el designio de ser El Mesías, futuro Rey de los Judíos.

En estos tiempos, durante el festejo del Día de Reyes se acostumbra obsequiar a los niños, y a algunos amigos, para recordar los regalos que le dieron al Niño Jesús estos famosos personajes orientales, cuya existencia ha sido cuestionada por muchos, pero la tradición continúa viva. 

Hoy vivimos días difíciles, así que debemos aprovechar esta celebración para alegrar a los niños, a los adultos que apreciamos y a nosotros mismos.