18/May/2024
Editoriales

El terco… unos cuates

A nadie nos gusta perder, y ello origina que batallemos para aceptar nuestros errores. Sin embargo hay límites, pues existen personas muy tercas que quieren forzar la realidad nomás para tener ellas la razón. 

 Tal fue el caso del médico milanés Girolamo Cardano (1501-1576), quien era además un buen matemático y buen filósofo. 

 Este señor se hizo famoso entre los científicos por su amplia cultura y por su terquedad de nunca aceptar sus errores, así como por la defensa de la astrología. 

 En el año de 1570, la Inquisición le encarceló por haber hecho el horóscopo de Jesucristo. Pero su talento iba adelantado a su época, pues consiguió curar a un cardenal escocés de asma, con sólo prohibirle dormir en su lecho de plumas, lo que fue dar un avance muy importante en el concepto de lo que hoy se llama alergia, es decir, que Cardano es un precursor de la alergología. 

 Pero más increíble es que este médico Cardano pronosticara su propia muerte para el 21 de septiembre de 1576. Y al ver que se acercaba esa fecha sin mostrar ningún signo de enfermedad o debilidad, no pudo soportar equivocarse, así que tomó la firme decisión de completar un ayuno total que provocó su muerte… y el cumplimiento de su profecía en la fecha anticipada por él. 

 Estoy seguro que usted conoce a alguien con esa proclividad de nunca aceptar sus errores y, además de ser iconoclasta.

 

 Pero también estoy seguro de que su conocido nunca ha llegado a estos extremos de terquedad que hoy comentamos.