12/May/2024
Editoriales

Los mexicanos están tristes

Disculpas por el negativismo que genera no trabajar siendo día 15 e imaginando que es 20, pero en verdad duele ver tristes a los mexicanos que padecen tantos males juntos: 

Una lacerante pobreza de los muchos pobres y el temor de los pocos ricos a que la creciente inseguridad que hoy afecta a todos, se embarre con el lodo de la diatriba que viene del ‘olimpo mexicano’ entre liberales y conservadores, es decir, entre fifís y chairos.

Una pandemia que supuestamente disminuye, pero los contagios comienzan a crecer de nuevo y en Europa está repuntando, que se agrava con la desaparición paulatina de la seguridad social nacional. 

Una corrupción -que parecen dos y nunca paró- que toma nuevas formas legislativa y judicial inducidas.

Una carestía en los grandes almacenes que suben sin control los precios de las mercancías para decir que en ‘El Buen Fin’ venden barato, pero intuimos que los precios se quedarán altos. 

Una desigualdad creciente y falta de oportunidades de ascenso, que facilita el descenso en la escalera social.                                                      

Por esto último, los mexicanos otrora alegres, entristecieron más cuando el Mandamás de México canceló las esperanzas de progresar por medio del estudio universitario y su respectiva maestría o doctorado en el extranjero pues ahora eso es malo y ‘aspiracionista’ -inexistente palabra- que podría significar que un asqueroso sujeto desea conseguir un nivel socio económico mejor que el que ahora tiene.                          

Hoy día tratar de mejorar es malo, como también soñar que los hijos pudieran escalar hasta lo alto si estudian mucho, como antes sucedía en algunos casos.

La tristeza llegó para quedarse porque ahora ya se consiguió tanta división social que cada mexicano piensa que el problema del vecino es ajeno, y desperdicia la colosal fuerza común, por obtener migajas de fuerza propia, en forma de un chequecito mensual.

No existe siquiera la posibilidad de que haya una protesta popular fuerte, pues los dos ejércitos formales -más el otro, informal y amigo del régimen- la aplastarían ipso facto.

Así que México tendrá qué cargar con su tristeza por un buen tiempo aún.

Ah, olvidaba decir en descargo de lo anterior, que en el discurso de la ONU en el tema de seguridad se dio la solución: que por ley no haya pobres en el mundo, y que los ricos les den dinero.