Lo comenta la columna Fricasé de El Norte, y era lógico que así sucediera: el líder ruso Vladimir Putin no vendrá a la toma de protesta de Claudia Sheinbaun, por razones diversas -esto ya es nuestro-… cierto es que hay una orden de aprehensión dictada en su contra por los crímenes de guerra realizados en Ucrania, pero -aquí comienzan los peros- la pregunta es ¿quién sería el valiente que intentaría detenerlo? ¿el gobierno de López Obrador? ¿la policía de la Ciudad de México? ¿un grupo de agentes norteamericanos de los que operan en nuestro territorio y AMLO dice no estar enterado?... por supuesto que nadie intentaría hacerlo, pues sería un suicidio, ya que Putin, en el supuesto que viniera, no vendría nomás con un chofer, sino con una fuerza militar necesaria como para repeler cualquier ataque violento…///
Imagínese usted si no pudieron detener a Jaime Rodríguez Calderón y a Manuel González que fueron condenados por la autoridad electoral federal por violar la ley cuando intentó ser presidente de México… en aquel tiempo les fincaron esas responsabilidades por haber utilizado recursos humanos y económicos para conseguir las firmas necesarias para su registro, en tiempos del presidente Peña Nieto… el TRIFE le ordenó al Congreso del estado que los detuviera y no pudieron, así que nomás de pensar quién iría a detener a Putin (sin acento), nos da una especie de risa nerviosa, porque suena a chiste malo…///
Y por otra parte, no vemos el interés que podría asistir al ruso para venir a una nación que no está siquiera en su continente, y no es un socio comercial medianito, pues sabido es que nuestro mejor cliente y mejor proveedor es Gringolandia… aunque el actual mandamás intente acercarse a China, tampoco somos un platillo suculento para el gigante amarillo… por tanto, son ganas de presumir vínculos que son inexistentes, como alguien que se dice compadre de uno de los hombres más ricos del mundo y resulta que lo dejó colgado de la brocha… ¿estamos?...///