10/May/2024
Editoriales

Las crisis económicas

 

México nació en crisis. La guerra de independencia duró once años, en los que cayeron la producción y el comercio. Vicente Guerrero y Juan Álvarez asolaban el sur del país, en la principal vena de riqueza: el camino de Acapulco a Ciudad de México, y de la capital virreinal a Veracruz, merodeaba Guadalupe Victoria.

Minas y haciendas abandonadas por la violencia abundaban. Y como Napoleón invadió España en 1808, de aquí se enviaban recursos a la Madre Patria para una guerra europea que terminó en 1816, pues España requería más dinero para su reconstrucción.

En tales circunstancias, inició la independiente monarquía de Agustín I en 1821. El país casi no producía, sus arcas, vacías, y al ser la independencia producto de un acuerdo político entre insurgentes y realistas, se duplicó la nómina, pagando sueldos a ambos ejércitos. Además, Iturbide soñaba con una Corte de tipo europeo que costaba 20 millones de pesos; nomás consiguió 5 millones de la minería y el tabaco -que gastó en lujo y pompa-, llegando el descontento popular y su abdicación.

Así nació la Federación. Victoria redujo los gastos del gobierno, pero más de la mitad de los ingresos eran para el ejército. Así que, buscando liquidez y reconocimiento de otras naciones, se pidió dinero prestado, pues “si me prestan, existo”, y Francia e Inglaterra otorgaron préstamos ventajosos que cobrarían por la vía de las armas.

Con estos recursos la economía mejora. El presidente Guerrero proyectó cierta prosperidad, pero la guerra civil regresó la crisis económica. Bustamante se alzó contra Guerrero, Santa Anna contra Bustamante y se paralizaron el campo y la minería. Luego Santa Anna dominó todo de 1830 a 1854 despilfarrando dinero en pompa y apariencias. 

Luego vino la invasión norteamericana de 1846 a 1848, la dictadura de Santa Anna 1853 a 1855, la Revolución de Ayutla 1855 -1857, la Guerra de Reforma 1857 - 1860, y la invasión francesa 1862 - 1867, abandonándose la economía. 

Tras cada revuelta -fueron 87-, el ganador amnistiaba a los vencidos que, en la siguiente pelea, ganaban y obtenían un salario público -conservando su pensión- o se acogían a una nueva amnistía y conseguían otra pensión adicional. Nicolás Bravo trató en 1843 de regularizar la Hacienda Pública y se topó con que el 61% del presupuesto nacional era para militares en activo y en retiro.

Tres años después llegó la invasión norteamericana que costó a México 170 millones de pesos -y la mitad de su territorio-. El 47% vino de préstamos forzosos a la población y 40 millones quedaron de deuda a los soldados por sueldos no pagados.

Durante la Guerra de Texas y la Invasión Norteamericana, el gobierno estuvo semi paralizado, sin prestar servicios. La educación y la beneficencia pública que incluía hospitales siguió a cargo de la Iglesia Católica como en la colonia; la seguridad pública era brindada por los municipios y en muchos estados, inexistente.

Tras la Guerra de Reforma y la invasión francesa finada en 1867, gobernó Juárez hasta su muerte en 1872 y durante el periodo de Lerdo de Tejada se vivió una paz casi desconocida, pero sin prosperidad. Siguió el porfiriato 1876-1910 que mejoró la economía a niveles insospechados, iniciándose la industrialización que generó prosperidad para reducidos grupos sociales, pero la masa del pueblo empobrecía cada vez más.

La Revolución Mexicana 1910 -1920 y el reacomodo de fuerzas políticas de 1920 a 1929 de nuevo paraliza la economía. Hay hambre y migración masiva del campo a las ciudades y a Estados Unidos. En 1948 hubo otra crisis económica cuando gobernaban Ávila Camacho y después Miguel Alemán. El primero mantuvo el tipo de cambio en 4.85 pesos por dólar, pero la inflación creció al 131.7%, sobre valuando el peso que Miguel Alemán, tuvo que devaluar en 1948 generándose otra crisis económica y su respectiva fuga de capitales.

Hasta que nació el Partido de Estado que logró paz, nacionalizar el petróleo, la industria eléctrica y los ferrocarriles, realizar una reforma agraria, masificar la educación, construir una industria nacional (PEMEX, FERTIMEX,  CONCARRIL) e instituciones de beneficio social como el IMSS, para que en 1954 iniciara “el Milagro Mexicano” con el esquema de Desarrollo Estabilizador. Se limitaron importaciones, se fortaleció la industria pública y privada, incentivándose el campo, generando un inédito crecimiento del 8% anual.

Pero en 1976 se agotó el modelo iniciándose otra nueva crisis: Echeverría recibió finanzas sanas tras un periodo de 20 años de estabilidad económica, tratando de crecer la economía apoyándose en el endeudamiento y gasto excesivo generó alta inflación y, en 1976, sobrevino una gran devaluación con su clásica fuga de capitales.

López Portillo implementó una política económica expansionista en base a las grandes reservas de petróleo confirmadas en 1977. Pero en 1982 vino una crisis petrolera convirtiendo en impagable la inversión financiada con deuda en infraestructura para PEMEX. Llegó la mayor devaluación del peso en un año y se nacionalizó la banca. La crisis continuó con Miguel de la Madrid, quien implementó un Pacto Económico que controló la inflación.

Salinas de Gortari enfrentó una fuerte inflación que palió con un programa de solidaridad que ayudó a los más necesitados. En sus tres primeros años de gobierno corrigió la situación y firmó en 1994 el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, pero un mal manejo de la paridad, endeudó al país mediante los Tesobonos pagaderos en dólares.

Llegó Zedillo con el Error de Diciembre y hubo de pedir un crédito puente a Estados Unidos por 57 mil millones de dólares. Clinton lo otorgó, pero Zedillo vendió activos y concesionó ferrocarriles y aeropuertos para pagar la deuda, ceiendo en el Tratado Clinton-Zedillo el cambio de la frontera marítima con Estados Unidos perdiéndose amplia franja del Golfo de México con grandes reservas petroleras (Desaparición de la Isla Bermeja).

Calderón recibió un país económicamente estable, con poco crecimiento y falta  de poder adquisitivo y empleo para restablecer el mercado interno. En 2008 estalló una crisis económica en Estados Unidos y sus efectos dañaron al mundo entero. Peña Nieto le apostó al desarrollo energético consiguiendo una Reforma Energética pero sobrevino la caída en el precio del barril de petróleo, que limitó la presencia de capitales extranjeros que invirtieran en el proceso de explotación e industrialización.

Con López Obrador estamos viviendo situaciones inéditas que aún no sabemos sus resultados reales, pues los indicadores económicos son contradictorios. El manejo de las relaciones con nuestro socio del norte no es el mejor y las remesas de dólares que nos llegan de los paisanos que trabajan en Estados Unidos, son hasta ahora, la rama más sana del árbol de nuestra economía. Se está apostando a la recuperación de Pemex, en una estrategia criticada y criticable por, simplemente, ser anacrónica.

Fuentes:

“Crecimiento y desarrollo económico en México”, Coordinador: José Flores salgado.

“Los primeros tropiezos”, Josefina Vázquez

Manuel Payno, “México y sus cuestiones financieras con la Inglaterra, la España y la Francia”.

Jesús Reyes Heroles, “El Liberalismo mexicano”.