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Congreso de EEUU programa una arriesgada votación sobre sanidad

WASHINGTON - En una apuesta de alto riesgo polí­tico, los congresistas republicanos programaron una votación decisiva en la Cámara de Representantes de Estados Unidos sobre su propuesta de reforma sanitaria.

La decisión se produjo después de que el presidente, Donald Trump, afirmara que habí­a terminado de negociar con los republicanos reacios y que habí­a decidido seguir adelante con el resto de su programa, tanto si ganaba como si perdí­a esta batalla.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, fijó la votación para el viernes. En una reunión en el Capitolio el jueves por la noche, miembros destacados del equipo del presidente habí­an dicho antes a los parlamentarios republicanos que Trump habí­a decidido que el tiempo para negociar se habí­a acabado.

"Hemos prometido al pueblo estadounidense que revocaremos y sustituiremos esta ley fallida porque se está derrumbando y está fallando a las familias. Y mañana seguiremos adelante", dijo Ryan con brusquedad a la prensa tras programar lo que parecí­a una de las votaciones más decisivas hasta ahora para Trump y para el propio liderazgo del republicano de Wisconsin.

En un bochornoso revés unas horas antes, los lí­deres del partido aplazaron de improviso una votación debido a la rebelión de conservadores y moderados que habrí­a condenado la propuesta. Habí­an confiado en hacerlo el jueves, cuando se cumplí­a el séptimo aniversario de la aprobación de la emblemática reforma sanitaria del expresidente Barack Obama, que los republicanos han prometido anular desde ese mismo dí­a.

No habí­a pruebas de que la cúpula republicana hubiera recabado apoyos suficientes para sacar adelante su reforma sanitaria, ni tampoco de que su decisión de seguir adelante fuera una táctica para luego demorar la votación de nuevo en caso de necesidad.

Sin embargo, parecí­an confiar en que a la hora de la verdad hubiera suficientes rebeldes que optaran por no sabotear la ley, la joven presidencia de Trump y la capacidad de los lí­deres republicanos para marcar la agenda de la cámara con una dura derrota.

"El presidente ha dicho que quiere la votación mañana", dijo el responsable de presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, a los legisladores, según el representante por Nueva York Chris Collins, aliado de Trump. "Si por cualquier motivo no se aprueba, simplemente vamos a seguir adelante con otras partes del programa".

Incluso si se aprueba la propuesta, los republicanos afrontan una batalla difí­cil en el Senado, donde conservadores y moderados también han amenazado con rechazar la ley.

La propuesta republicana elimina las impopulares multas de la ley de Obama para las personas que no contratan seguros médicos y los a menudo generosos subsidios para los que contratan seguros.

En cambio, los consumidores afrontarí­an una sanción del 30% si dejan que su cobertura expire. Los créditos fiscales contemplados por los republicanos se calcularí­an en función de la edad y no de los ingresos. Además, la reforma acabarí­a con la expansión de Medicaid y recortarí­a fondos federales en el futuro para el programa federal y permitirí­a que los estados establecieran requisitos sobre algunos de los 70 millones de beneficiarios del sistema.

En un intento de ganar apoyos entre los conservadores, los lí­deres de la cámara baja propusieron una nueva enmienda a votar el viernes que revocarí­a el requisito de Obama de que las aseguradoras cubran 10 servicios concretos como la maternidad y los tratamientos de salud mental. Los conservadores han reclamado que se retiren esas y otras condiciones, alegando que dispara los precios de las primas.

Por su parte,, muchos moderados se oponen porque creen que la reforma republicana dejarí­a a muchos votantes sin cobertura médica. Asociaciones médicas, grupos de consumidores y hospitales se han opuesto o expresado reservas, y algunos gobernadores republicanos señalan que la propuesta recorta demasiado Medicaid y dejarí­a sin cobertura a muchas personas de bajos ingresos.