Nacional

Temer ante el fantasma de la anulación de las elecciones 2014

El presidente brasileño, Michel Temer, enfrentará la semana próxima una nueva amenaza para su ajetreado gobierno: un juicio en la corte electoral por abusos de poder y financiación ilegal de la campaña de 2014, que podrí­a costarle el cargo.

El proceso, que hasta hace poco parecí­a condenado al fracaso, cobró relevancia tras la divulgación de una grabación dos semanas atrás, en la que se oí­a al mandatario conversar con un empresario sobre la supuesta compra del silencio de un exdiputado preso y acerca del pago de sobornos a fiscales.

La grabación fue hecha por el propio empresario, quien la entregó a la justicia en el marco de un acuerdo de "delación premiada".

Los llamados a la renuncia de Temer y los pedidos de impeachment se multiplicaron y, aunque en los últimos dí­as consiguió un respiro, su delicada situación hizo que muchas miradas se posaran sobre el Tribunal Superior Electoral (TSE), que deliberará entre el martes 6 y el jueves 8 de junio.

Para Fernando Schí¼ler, cientista polí­tico del Instituto de Investigación y Educación (Insper), se trata de "una mera coincidencia histórica".

"El juicio del TSE no es polí­tico. Es un error pensar eso. Al sistema polí­tico hasta le gustarí­a que así­ fuese, pero los siete ministros [jueces] son mayormente técnicos y reaccionarán fuertemente contra cualquier tipo de injerencia. No es un impeachment", dijo Schí¼ler a la AFP.

La denuncia cuestiona la campaña en la cual resultó reelecta la fórmula Dilma Roussef-Michel Temer. Rousseff, del partido de los Trabajadores (PT, izquierda) fue destituida dos años después por el Congreso y asumió su exaliado, del PMDB, un partido de centroderecha.

Con o sin polí­tica, un resultado negativo para Temer, de 76 años, serí­a explosivo.

Si la corte anula la elección, definirá igualmente si Temer debe salir inmediatamente del poder o si puede seguir en el Palacio de Planalto hasta que se agoten las instancias de apelación en el propio TSE y en la corte suprema. Esa eventualidad extenderí­a el desenlace por varias semanas, dijeron a la AFP analistas y expertos en la ley electoral.

Si Temer cae, le corresponderá al Congreso -también plagado de sospechas de corrupción- elegir al nuevo presidente en un plazo de 30 dí­as, para completar el mandato hasta fines de 2018.

- Aplazamiento -

El juicio comenzó el 4 de abril, pero fue interrumpido para dar más plazo a la defensa y citar nuevos testigos relacionados con la red de sobornos en Petrobras, que se sospecha abasteció la campaña de Rousseff-Temer.

La posibilidad de que el proceso vuelva a aplazarse es tangible, reconoció a la AFP un jurista que sigue el caso de cerca. Esa eventualidad jugarí­a a favor del presidente, que trabaja para controlar el escándalo de la grabación que motivó una investigación en su contra en el Supremo Tribunal Federal (STF).

El TSE renovó dos de sus miembros durante la gestión Temer y a medida que se acerca la fecha del juicio crecen las versiones sobre un "pedido de vista", en la práctica una suspensión de las deliberaciones a solicitud de algún juez para profundizar su análisis.

El presidente del TSE, Gilmar Mendes, reaccionó ácidamente ante los rumores: "En un juicio complejo es normal pedir revisión. Pero si alguien hiciera esto, no será a pedido del Palacio (...) El TSE no es un juguete en manos del gobierno", declaró.

El caso es para muchos una opción para evitar escenarios más crí­ticos, como el que podrí­a generarse si la fiscalí­a general denuncia a Temer ante el STF.

"Las pruebas son grandes, muy graves (...) es una alternativa posible de una salida institucional, legí­tima y tranquila", dijo a la AFP Silvana Batini, fiscal de la República, en una entrevista reciente.

- Paradoja -

La denuncia sostiene que la campaña Rousseff-Temer superó el gasto permitido, usó la máquina estatal a su favor y plantea sospechas de aportes ilegales. Y llega cuando falta apenas un año y cinco meses para las presidenciales.

Paradójicamente, fue presentada por el PSDB, derrotado ajustadamente en esos comicios y hoy un estrecho aliado del gobierno.

Al final, todo se remite a saber si el juicio pondrá fin a la presidencia de Temer y si Brasil deberá formar otro gobierno de transición, el segundo en trece meses.

El profesor Schí¼ler cree que eso no será necesario.

Temer "tiene una buena base en el Congreso, buenas perspectivas para la economí­a, una oposición muy frágil y no hay manifestaciones en las calles", más allá de algunas puntuales de los sindicatos. "Es muy difí­cil derribar a un presidente en Brasil sin movimientos callejeros", señaló.