Internacional

Los países de la UE dan luz verde al préstamo de 35.000 millones de euros para Ucrania con los activos congelados de Rusia

Según el plan del G7, los beneficios extraordinarios obtenidos por los activos congelados de Rusia se utilizarán para devolver gradualmente un préstamo multimillonario a Ucrania.

Los países de la Unión Europea han dado luz verde a un plan sin precedentes para conceder un préstamo de 35.000 millones de euros en apoyo de la economía ucraniana, devastada por la guerra, utilizando como garantía los activos inmovilizados del Banco Central de Rusia.

El acuerdo forma parte de una iniciativa más amplia de los aliados del G7 para proporcionar 45.000 millones de euros (50.000 millones de dólares) a Kiev lo antes posible. El país lucha por contener una renovada ofensiva rusa que ha dañado gravemente su sistema energético y agotado sus reservas militares.

Los 35.000 millones de euros serán "no asignados" y "no dirigidos", según funcionarios de la UE, lo que significa que el Gobierno ucraniano tendrá la máxima flexibilidad para gastar el dinero.

El acuerdo, alcanzado el miércoles por los embajadores en Bruselas, se produce un día después de que Hungría confirmara que bloquearía un cambio clave en el régimen de sanciones de la UE hasta después de que Estados Unidos elija a su próximo presidente el 5 de noviembre.

Según la enmienda propuesta, los Estados miembros renovarán las restricciones sobre los activos congelados, por valor de unos 210.000 millones de euros en todo el bloque, cada 36 meses en lugar de cada seis, como dicta la práctica actual.

"Creemos que esta cuestión debe decidirse -la prolongación de las sanciones rusas- después de las elecciones estadounidenses. Esa era la posición húngara", declaró el martes Mihály Varga, ministro de Finanzas de Hungría, tras una reunión ministerial en Luxemburgo.

El periodo de renovación más largo pretende hacer más previsible el proyecto pionero y tranquilizar los recelos expresados por los aliados del G7. A Estados Unidos, en particular, le preocupa que un solo país de la UE pueda, en un momento dado, bloquear la renovación de las sanciones, descongelar los activos y echar por tierra todo el proyecto.

Los temores se refieren sobre todo a Hungría, el Estado miembro más favorable a Rusia, que ha adquirido fama de bloquear las sanciones hasta asegurarse concesiones controvertidas.

Según el plan del G7, los beneficios inesperados obtenidos por los activos se aprovecharán para devolver gradualmente la cantidad de dinero que cada aliado prestará a Ucrania. Si estos beneficios dejan de estar disponibles, Occidente tendrá que pagar la factura.

En un principio, la UE y EE.UU.debían contribuir al préstamo a partes iguales con 18.000 millones de euros (20.000 millones de dólares) cada uno, pero la falta de concreción por parte de Washington llevó a Bruselas a aumentar drásticamente su parte hasta los 35.000 millones de euros.

La contribución del bloque podría reducirse si EE.UU., Canadá, el Reino Unido y Japón acaban haciendo mayores promesas. Australia, que no forma parte del G7, también podría contribuir. El acuerdo del miércoles, que aún debe ser ratificado por el Parlamento Europeo, allana el camino para que la UE recaude su parte multimillonaria antes de fin de año.

Sin embargo, la negativa de Hungría a modificar el régimen de sanciones podría retrasar la decisión final del G7. Se espera que Estados Unidos ponga más dinero sobre la mesa si el periodo de renovación se amplía a 36 meses. La propuesta ya se queda corta con respecto al objetivo ideal de Washington (una renovación indefinida), por lo que es poco probable que el bloqueo de Budapest ayude a las negociaciones.