28/Mar/2024
Editoriales

La inversión privada no siempre significa empleos o crecimiento: El caso Coahuila

En un boletín circulado uniformemente por las afines al gobierno del estado, como El Zócalo, El Heraldo, etc.; el gobernador Miguel Riquelme dijo este domingo que, en Coahuila se han realizado 181 proyectos de inversión por un monto de 9730 millones de dólares y que, esos proyectos, han generado 28,379 empleos sólo este año 2022; y de ellos 3,223, sólo en el mes de julio.  Todo esto contradice, y quizá esa fue la intención del boletín, lo que el INEGI reporta sobre una caída del PIB en el estado de -2.8% en el último trimestre y una tasa de desempleo de 5.2%, una de las más altas del país y mayor  que la media nacional que es de 3.5%.

 Según el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (Itaee)), de este organismo; la caída del PIB en Coahuila se debe a que la industria automotriz “no tenía chips” y detuvo su producción, demostrando así,  que Coahuila tiene su suerte sometida a las decisiones  y a las altas y bajas de esas armadoras exportadoras que explotan los bajos sueldos que les ofrece el estado y sus cómplices en la CTM.   Sin embargo, el desempleo que reporta el INEGI es general en el estado y no sólo de Saltillo o Ramos Arizpe, no solamente en las armadoras automotrices.

  Mientras que en otros 22 estados el PIB creció entre 2 y hasta 12%, Coahuila se estanca y decae. Quizá para encubrir esto,  el gobierno de Miguel Riquelme y sus aliados en el sector privado,  hacen publicar informes en donde dicen que hay “tantos empleos, que las vacantes superan a las solicitudes”. En realidad se trata de empleos precarios, como los 1050 empleos que reporta Riquelme que se generaron este año en la región carbonífera como Sabinas. Ya se sabe  dónde: En los pocitos o “sepulcros autorizados”;  o en la minería irregular o clandestina, donde invierten los alcaldes y ex alcaldes o los políticos y sus socios económicos.

  Igual en el resto del estado. Las maquiladoras exportadoras y sus salarios de 1200 pesos a la semana, más bajos que los de los pocitos clandestinos que pagan 2000 pesos a la semana a los mineros que logran sobrevivir y no mueren en sus túneles. Esas formas de peonaje son puro saqueo y desangramiento de las familias y de los recursos y no generan desarrollo de la economía. Se necesitan empresarios con “vocación social”, que busquen “ganancias razonables” y no el puro saqueo;  como le dijo el Presidente AMLO a los empresarios de Monterrey, este  domingo.  Los empleos que se han generado en Coahuila al menos en las últimas 2 décadas, son como el peonaje del Porfiriato, una forma de “acumulación primitiva”, donde no se genera un excedente real o físico, y la ganancia viene solamente de pagar salarios bajos a los trabajadores y en reducir los costos de producción.