12/May/2024
Editoriales

Lamer las heridas

Hasta hace algunas décadas la frase “lamerse las heridas” era común en los discursos históricos, deportivos y políticos, para dar a entender que alguien estaba recuperándose de alguna derrota.

Sin embargo, la frase es una alegoría de un proceso común en el mundo animal, especialmente entre los felinos que, ante algunas heridas, se esconden para lamerse las partes afectadas.

Desde luego que este instinto no es exclusivo de los felinos; casi todos los mamíferos lo tienen, incluyendo entre ellos al más peligroso de todos: el hombre. Este instinto animal tiene bastante sentido biológico, pues se ha encontrado que la saliva contiene un componente llamado óxido nítrico, que es un potente bactericida y, antes del descubrimiento de la penicilina, las infecciones eran el peor enemigo de la humanidad y de muchas especies animales. Como en todos los instintos animales, hay razones científicas que de alguna manera la naturaleza, considerada en su muy amplio precepto donde la flora y la fauna son representativas, debe saber y transmitir de unas generaciones a otras. No puedo explicar la anterior frase porque obligaría a responder preguntas cuyas respuestas no conozco. Pero leí de un estudio reciente entre humanos de ambos sexos, a quienes se les pidió que se lamieran las manos, en sus dorsos y en sus palmas. Se les recogió muestras de saliva encontrándose que entre los prodigiosos componentes encontrados están los altos niveles de nitrito, que es una sal que se transforma en óxido nítrico. No cabe duda que, entre más vamos conociendo a la Naturaleza, son más los aspectos que desconocemos.