10/May/2024
Editoriales

¿Qué se inventará ahora?

El conocimiento e inteligencia de un niño de 7 años son asombrosos. La computadora y el internet es lo de ellos, y estos instrumentos sustituyen a la principal herramienta que nos distingue de las otras especies: la memoria. Hasta nosotros lo mayores de edad confiamos a las computadoras datos de nuestra familia, negocios y hasta algunos recuerdos muy personales. Tal vez le temamos más al Alzhéimer que a un jackeo...

 

Este proceso se potenció con la pandemia, pues tanto tiempo enclaustrados nos hizo más dependientes de la cibernética; el Zoom, por ejemplo, ya es parte de nuestra cultura. 

 

¿Cómo empezó la inteligencia? Veamos rápidamente su historia.

 

Los primates, homínidos que vivieron hace 4. 4 millones de años en lo que hoy es Etiopía, se dividieron en dos tipos: los que se subieron a los árboles y en millones años se convirtieron en bonobos, y los que se quedaron en el suelo que evolucionaron en chimpancés. Entrambos acapararon los frutos del bosque y, unos cuantos, los más débiles, fueron relegados a la orilla del bosque, condenados a buscar el sustento y expuestos al ataque de los grandes depredadores. Todos estos seres tenían unos 445 centímetros cúbicos de cerebro, y de los últimos evolucionó el hombre.

 

La comodidad dejó a los bonobos y chimpancés en ese estado de alta inteligencia animal, la suficiente para resolver problemas simples y utilizar herramientas que encuentran en la naturaleza, pero hasta ahí. En cambio, nuestros antepasados andaban en los zacatales y para ver a los depredadores se erguían y así aprendieron a andar en dos pies, liberando sus manos que se convirtieron en instrumentos creadores de herramientas. 

 

La falta de alimentos les obligó a cazar lanzando piedras a pequeñas presas, pues sus manos estaban libres al correr. Y la grasa de esas presas les hizo crecer el cerebro, en un cráneo ubicado en lo alto. Los que vivían cómodamente conservaban 445 centímetros cúbicos de cerebro, y nuestros ancestros llegaron a los 600 centímetros cúbicos.

 

Un cerebro más grande les permitió resolver problemas complejos y utilizar herramientas; calcular y prever los resultados y la memoria, es decir, la capacidad de recordar.

 

Así pudieron saber: qué era comestible; conservar los alimentos; dominar al fuego; fabricar armas; utilizar hierbas para la salud; construir refugios, es decir, superar el estado animal. Hace 100 mil años llegó la prueba suprema: una glaciación, o descenso global de la temperatura, y el hombre sobrevivió. Pudo cubrirse y calzarse con pieles de animales para soportar las temperaturas extremas; construir refugios para el frío, y fuego no sólo para cocinar. De esta etapa el hombre surgió como una criatura extremadamente superior.

 

Tras la glaciación empezó el avance: hace 11 mil años en China, Tabasco y Egipto había escritura, complejos códigos legales, alimento de sobra, armas de guerra, idiomas diversos, construcción monumental, y 800 centímetros cúbicos de cerebro.

 

Esta pequeña colección de inventos ejemplifica nuestros avances: 

 

El peine se inventó en el año 8 mil adC.; el barco de remos, en 7 mil 500 adC.; el hilado con rueca, en 7 mil adC.; la metalurgia en 7 mil adC.; el ladrillo en 6 mil adC.; la agricultura también en ese tiempo de 6 mil adC.; el alfiler, en Egipto en 4 mil adC.; los cosméticos en Egipto en 3 mil 700 adC.; la rueda en Mesopotamia en 3 mil 200 adC.; el anzuelo en Escandinavia en 3 mil adC.; la plomada, en Egipto en 3 mil adC.; el vidrio en Egipto también en 3 mil adC.; y la escritura en Sumer también en 3 mil adC.

 

Esta época -3 mil adC.-, fue pródiga en inventos: el clavo, el bronce, el arado, la tinta, el calendario, el yugo, el vaso, y el barco de vela. La espada y el retrete se inventaron en 2 mil 300adC.; la pelota y el carro, en 2 mil adC.; el alfabeto en mil 700 adC.; la cuchara en mil 500 adC.; el reloj de sol en el año mil adC.; las monedas en mil 620 adC.; el mapa n 550 – 510 adC.; el ábaco en 450 adC.; la polea en 220 adC. En Roma se inventaron la herradura y el compás; en China el papel y la carretilla; el ajedrez en India en el año 600; el papel moneda, en China en el año 618; el molino de viento en Persia, en el año 650; y en China la pólvora en el año 950.

 

Sin embargo, nuestra inteligencia ha inventado muchísimas cosas buenas y también malas: se inventó la brújula en China – Arabia en 1090 y el cañón, en China en 1280; el reloj – despertador, en Alemania en 1380; la imprenta por Gutemberg en 1490; el microscopio compuesto en Holanda en 1590, y el telescopio también en Holanda; En Francia, la champaña en 1668; la calculadora en1623; el submarino en 1624; la máquina de sumar en 1642. La ametralladora en 1718; el motor de vapor en 1769; el automóvil en Francia en 1770. Y luego se dieron los primeros pasos para llegar a la cibernética y después a la nanotecnología y la biogenética que están iniciando. 

 

No se sabe a donde nos lleva la inteligencia humana, pues lo mismo aparecen inventos constructivos que destructivos. Es claro que un nuevo hombre está por nacer, con muchos más recursos que le permitirán vivir más, y viajar por el universo para colonizar otros planetas. El reto mayor es que la inteligencia sirva a toda la humanidad, no sólo a los privilegiados.

 

 

Fuentes:

Cabrera, Daniel, 2006, Lo tecnológico y lo imaginario. Las nuevas tecnologías como creencias y esperanzas colectivas, Buenos Aires, Biblos.

Castoriadis, Cornelius, 1998, Hecho y por hacer. Pensar la imaginación. Encrucijadas del laberinto V, Buenos Aires, FCE.

Debord, Guy, 2002, La sociedad del espectáculo, Valencia, Pre-textos.