11/May/2024
Editoriales

La coronación en Monterrey de Carlos II

Uno de los signos del avance de nuestra civilización es el sistema de comunicación digital. El prodigioso Internet permite la comunicación instantánea con letras, sonidos e imágenes alrededor de casi todo el planeta. Desde luego que detrás de este fruto hubo siglos de trabajos, investigaciones y pruebas, que algunas sirvieron para identificar las insuficiencias de la población.

Entre las necesidades que evidencia este trozo de la historia de nuestra Ciudad están las ausencias de fotografía, un sistema de altavoz, y la comunicación de larga distancia.

Este breve relato es de 1670, pues un lustro antes, en 1665, había muerto Felipe IV, rey de España, quien tuvo un solo hijo, Carlos, nacido en 1661, cuya edad era un poco más de tres años. Este niño nació con los típicos inconvenientes de las familias reales que contraían matrimonio entre sus propios miembros; se decía que no lograría gobernar pues la endogamia le había provocado debilidad muscular, el síndrome de Klinefelter, que se manifiesta en lento aprendizaje, infertilidad por deformidades en los genitales y en las extremidades.

Sin embargo, la ley se cumplió y Carlos, como único heredero, fue coronado rey a sus tres años de edad, y su madre María de Austria como regente. Los preparativos para celebrar el inicio del reinado de Carlos II iniciaron en el año de 1669. 

En nuestra Ciudad de Monterrey esta celebración se programó para el día 16 de noviembre de 1670, fecha que en diez días más habrán transcurrido exactamente 350 años. Este evento fue presidido por el gobernador del Nuevo Reino de León, con presencia de los Cabildos de Monterrey, de Cadereyta y el Justicia de Cerralvo:  

“En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, cabecera del Nuevo Reyno de Léon, en diez y seís días del mes de noviembre de mil y seiscientos y setenta años; estando juntos y congregados el señor don Nicolás de Azcárraga caballero de la Orden de Santiago, gobernador y capitán general deste dicho reyno y los cabildos desta ciudad y de la villa de Cadereyta y justicia de Cerralvo…” 

Entre los nombres de las autoridades que asistieron a Jurar Lealtad al nuevo monarca en nombre del Nuevo Reino de León, destaca el del capitán Alonso de León: 

“… conviene a saber: el capitán Nicolás de la Serna, alférez mayor nombrado para el efecto de jurar al Rey nuestro señor, Carlos Segundo que Dios guarde; capitán Lucas García regidor, capitán Pedro de la Garza procurador desta ciudad y por la villa de Cadereita el capitán Alonso de León alcalde mayor, el alférez Juan Cantú, Gregorio de Castro regidores y por la de Cerralvo el capitán Joseph de Aldavalde como capitán de aquel presidio por no haber regidores…” 

Los vecinos de esta Ciudad, encabezados por el alférez (militar de más alto rango dependiente del Cabildo) desfilaron por las calles portando un retrato del monarca hasta llegar a una plataforma dispuesta para colocar la imagen: 

“…asímismo todos los más vecinos que se hallaron presentes en conformidad de la determinación fecha y situación del día corriente diez y seis salió el dicho capitán Nicolás de la Serna con todo aparato y pompa en el paseo, llevando el guión de Su Majestad y en un palenque o tablado que para el efecto se hizo con toda la mayor grandeza que se pudo hallar…”  

Los vecinos Melchor de los Reyes y Bartolomé de Olivares, dispuestos al lado de la plataforma, pidieron silencio a la multitud. En seguida el alférez tomó juramento al pueblo que respondió con vivas y luego hubo salvas, para enseguida lanzar un bolo a multitud, terminando la fase civil de la ceremonia: 

“… y apellídando dos (ilegible) de armas que se nombraron el uno Melchor de los Reyes y el otro Bartolomé de Olivares diciendo éstos tres veces: -Silencio, silencio, silencio -Oíd, oíd, oíd y apelando quietud, dijo el dicho alférez mayor: Castilla y León y las Indias Occidentales y Orientales y el Nuevo Reyno de León por el Rey nuestro señor, Carlos Segundo que Dios guarde; y todos uniformemente dijeron - Viva, Viva, Viva y esto se hizo tres veces con todo júbilo de los vasallos deste dicho reyno disparando toda la arcabucería que estaba dispuesta en la banda principal del palenque y echando [...] de monedas en señal de festejo y alegría” 

De inmediato inició la parte religiosa que legitimaba al monarca ante Dios y la Iglesia Católica. Llevaron el guión -retrato- ante el vicario de la Ciudad -aún no era Obispado y posiblemente no había párroco-, se celebró la Misa y se cantó el Te Deum laudamus pidiendo por la vida y salud del rey: 

“… y de[spués] se llevó el dicho guión de Su Majestad a la iglesia parroquial desta ciudad donde el señor vicario della hizo cantar el Te Deum laudamus [subrayado el te deum laudamus] para dar gracias a Dios de la salud de nuestro Rey que Dios guarde… 

Finalmente, el gobernador Nicolás de Azcárraga dio fe de lo sucedido, para perpetua memoria: 

“…que a todo lo arriba dicho me hallé presente yo el dicho gobernador con los dichos cabildos festejando este acto tan de su obligación el cual mandé se pusiere por escrito en los libros de cabildo para la perpetua memoria y para que consten en todo tiempo que así lo certifico con toda la autoridad que Su Majestad me concede y asimismo cómo acudió este reyno con todo lucimiento y con todas las ceremonías que se acostumbran en semejantes actos y lo firmaron conmigo los dichos cabildos”. 

Nicolás de Azcárraga.  Pedro Flores. Nicolás de la Serna y Alarcón. Thomás García. Francisco de Montemayor.  Lucas García. Pedro de la Garza. Bernabé González Hidalgo.  

Aunque no se “transmitió en vivo” la ceremonia, toda la Ciudad celebró la coronación de Carlos II quien gobernaría hasta 1700. Los apoyos de su madre Mariana de Austria, y luego Juan Everardo Nithard, fueron determinantes para sobrellevar su incapacidad. Carlos II casó dos veces: con María Luisa de Orleans y luego con Mariana de Neoburgo sin haber conseguido un heredero. Con él finó la dinastía de los Austrias y llegaron los Borbones para modernizar la Monarquía; pero esa es otra historia... 

 

 

Fuentes: 

Archivo de Monterrey. Actas. 

16 de noviembre de 1670