02/Jul/2024
Editoriales

La Inquisición Política

Las cortes españolas disolvieron el 22 de febrero de 1813 a La santa Inquisición, temida institución que dejó huella histórica en todas las Españas del mundo. En La Nueva España, dicho decreto fue promulgado de inmediato –el 8 de junio de ese año- porque el virreinato estaba harto preocupado por la insurgencia que había iniciado Miguel Hidalgo y que en ese momento dirigía José María Morelos. Su desaparición daba un respiro a los novohispanos, y era un punto a favor de la corona española.

 Pero al volver el absolutismo a España con el regreso de Fernando VII, lo primero que hizo este monarca fue revocar la existencia de las cortes y en consecuencia la constitución de Cádiz.

 Esto derivó en la reinstalación de La Inquisición, que ahora ya no perseguía los pecadores de la fe, sino a los rebeldes que luchaban contra la corona. 

 Sin embargo, 5 años después, en 1820, hubo otro golpe de timón y España regresó al constitucionalismo derogando lo acordado anteriormente, y el 31 de mayo de 1820 se abolió definitivamente la odiada Inquisición. 

  Pero ya no tuvieron tiempo de ganar simpatías pues al año siguiente Nueva España culminaría su independencia convirtiéndose en El Imperio Mexicano, con Agustín I de emperador, quien desde luego, no restableció esa tremenda máquina de persecución religiosa y política.

 

 Sin embargo, al paso de dos siglos renació en México la Inquisición Política, que se practica desde varias esquinas. La oposición está armando la suya, mientras la del gobierno ya está bien armada, aceitada y probada, tanto que hace ver a aquella Inquisición española como un juego de niños.