Mayo 4 de 1904: Nace el escritor Agustín Yáñez. Es Guadalajara la tierra que le ve nacer y formarse en la carrera de la abogacía, pues en 1909 se recibe en la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara. Sin embargo, Agustín Yáñez ya había descubierto su vocación por las letras, así que se va a estudiar la maestría en filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Vive en la ciudad de México desde 1932, y se dedica a la cátedra desde la Escuela Nacional Preparatoria y en la facultad de Filosofía y Letras. De 1953 a 1977 desarrolla una carrera en la administración pública, llegando a ser gobernador de Jalisco, embajador, subsecretario de la Presidencia, secretario de educación Pública, delegado ante la UNESCO y presidente de la comisión nacional de Texto Gratuitos. Lo más relevante de su vida es su faceta de escritor, pues su novela Al filo del agua, que se publica en 1947, es de lo mejor que tenemos en nuestra literatura. Pero igual son valiosas La tierra pródiga, publicada en 1960; y Las vueltas del Tiempo en 1975.
En la historia, tiene ensayos importantes, como Fray Bartolomé de las Casas, El contenido social de la Literatura Iberoamericana, y Proyección social de México, publicado en 1963. Personalmente me impresionó su novela Al filo del agua, cuando la leí, allá por los años ochenta, pues recuerdo que sentí un avance en mi vocación de lector. Casualmente, han sido dos escritores tapatíos los que más me han atraído con sus estilos diversos, pero de gran calidad, uno es Agustín Yáñez y el otro es Juan Rulfo que con su obra te lleva a vivir las tragedias y alegrías de los campesinos mexicanos.
Al filo del agua es ya un clásico del México prerrevolucionario, que desde ese tiempo advierte al lector que nos debemos preocupar por el drama que viven los campesinos mexicanos, so pena de que sucedan cosas nada agradables. Estar al filo del agua es estar al punto de la catástrofe o del cambio radical, algo que hoy vivimos muchos mexicanos, específicamente los que habitamos esta región semi árida de México, pues si no llueve fuerte o nos llega un ciclón, pronto estaremos en problemas en las ciudades, no digamos en el campo, que ya está agonizante por la sequía y otros males que le azotan.