Pakistán - Ocho personas murieron y otras 42 resultaron heridas el domingo en un ataque de dos suicidas a una iglesia en la ciudad de Quetta, en el suroeste de Pakistán, según autoridades paquistaníes.
Cientos de fieles asistían al servicio religioso en la iglesia antes de la Navidad, dijo Sarfaraz Bugti, ministro de Interior de la provincia de Baluchistán. Los agresores se enfrentaron con las fuerzas de seguridad y uno de ellos fue asesinado a la entrada del templo mientras que el otro se inmoló en el interior, agregó.
El jefe de la policía de la región, Moazzam Ansari, elogió la labor de los efectivos que protegían la iglesia, apuntado que el agresor que entró estaba herido y no pudo llegar al edificio principal. “De lo contrario la pérdida de vidas podría haber sido mucho mayor “, dijo a reporteros.
Las autoridades buscan a dos presuntos cómplices que huyeron, explicó el jefe de la policía de Quetta, Abdur Razzaq Cheema.
Wasim Baig, portavoz del principal hospital de Quetta, confirmó el número de víctimas del ataque, aumentando los primeros reportes de las autoridades.
Nadie se atribuyó de inmediato la autoría del ataque. Extremistas musulmanes han atacado a la minoría cristiana de Pakistán en el pasado.
La televisora local mostró a ambulancias y patrullas de seguridad acudiendo al lugar del ataque mientras mujeres y niños estaban siendo dirigidos a la puerta principal de la iglesia.
Entre los fallecidos había dos mujeres, dijeron responsables hospitalarios, que añadieron que entre los heridos había otras cinco y dos niños.
Una joven vestida de blanco sollozaba al recordar el ataque para la televisora Geo, diciendo que mucha gente que estaba junto a ella resultó herida.
Aqil Anjum, que recibió un disparo en el brazo derecho, dijo a The Associated Press que escuchó una explosión en el medio de la misa, seguida de una intensa balacera. “Fue un caos. Las balas alcanzaban a la gente dentro de la sala cerrada”.
Docenas de cristianos se congregaron en el exterior de un hospital cercano para protestar por la falta de seguridad.
El presidente de Pakistán y otros altos cargos condenaron el ataque