
Septiembre 26 de 1612: el desbordamiento del río Santa Lucía genera una gran inundación en la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey. Habían pasado sólo tres lustros desde que Diego de Montemayor la había fundado y este aluvión prácticamente la desaparecía.
Pero el Justicia Mayor en funciones de gobernador, Diego Rodríguez, sacó la casta y comenzó de inmediato a reubicar la Ciudad en terrenos al sur del río Santa Lucía, de una cota más alta, pues en la ubicación original, estaba en peligro constantemente, sobre todo en las temporadas de agosto – septiembre, que son meses pródigos en ciclones.
Los estiajes y las inundaciones son parte de la lucha que los regiomontanos han emprendido una y otra vez para salvar su ciudad. En la actualidad se libran grandes batallas en contra de la sequía que generalmente ataca en forma recurrente hasta casi agotar las fuentes de abasto del vital líquido.
El río Santa Lucía desapareció y buena parte de su caudal se redujo al llamado ‘Canalón’ que desembocaba en el río Santa Catarina. Pero con todas esas dificultades, Monterrey continúa de pie, como la gran ciudad que es.