Washington.- Mientras que gran parte del mundo ha aplaudido la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de bombardear una base aérea en Siria en represalia por un presunto ataque químico contra civiles, sus simpatizantes de ultraderecha tanto en su país como en el extranjero criticaron la decisión y han empezado a distanciarse del mandatario.
Nigel Farage, el líder del movimiento a favor del 'brexit', la separación del Reino Unido de la Unión Europea, se alineó con Trump durante la campaña presidencial estadounidense, habló en sus eventos y fue uno de los primeros en reunirse con él luego de la elección. El viernes en la mañana, no obstante, dijo que estaba "muy sorprendido" por la acción en Siria.
"Creo que muchos votantes de Trump se despertarán esta mañana, se rascarán la cabeza y se preguntarán: '¿Dónde terminará todo esto?'", dijo. "Como un firme simpatizante de Trump, digo, sí, las imágenes eran horribles, pero estoy sorprendido", dijo Farage argumentando que en una región lastimada por el extremismo islámico, "cualesquiera que sean los pecados de Assad, él es secular".
Los comentarios de Farage capturaron la ola de ira y frustración en la ultraderecha que siguió al ataque de Estados Unidos en Siria - e hicieron notar un extraño cambio de papeles.
Los populistas que aplaudían el desdén de Trump por las intervenciones en el extranjero y su declaración durante la campaña sobre que Estados Unidos "no podía ser la policía del mundo" quedaron atónitos por el ataque. En contraste, una comunidad internacional que a menudo ha mantenido a Trump a distancia se levantó para declarar su sólido apoyo al nuevo presidente de Estados Unidos.
El presidente de Francia, Francois Hollande, y la Canciller de Alemania, Angela Merkel -con quien Trump ha tenido frías relaciones en particular- dijeron que el presidente sirio Bashar al- "Assad es enteramente responsable por el desarrollo de la situación". El secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg estuvo de acuerdo y añadió que cualquier uso de armas químicas "puede quedar sin respuesta".
El ataque químico contra una localidad controlada por los rebeldes mató a más de 80 personas y dejó heridas a más de 500, de acuerdo con un reporte de la Defensa Civil de Siria.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció que su gobierno "apoya completamente la acción limitada y dirigida para degradar la habilidad del régimen de Assad para lanzar ataques con armas químicas contra civiles inocentes". Y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, dijo que su país respaldaba la resolución de Estados Unidos.
El secretario de Defensa de Reino Unido, Michael Fallon, dijo a la BBC que "respaldamos enteramente lo que los estadounidenses hicieron", y añadió que el ataque fue "limitado y completamente apropiado".
Esto hizo contraste con Farage, quien urgió a Gran Bretaña a no involucrarse en futuros bombardeos. "Intervenciones previas en el Medio Oriente han hecho que las cosas empeoren en lugar de mejorar", dijo Farage.
El actual líder del Partido Independencia de Farage, Paul Nutall, dijo que el ataque "no tiene sentido y no conseguirá nada. Esperaba algo mejor".
"Todo el mundo condena correctamente el uso de armas químicas en Siria, pero el ataque de Estados Unidos al régimen de Assad no hace nada para rebajar las tensiones, ni acelerará la paz en el país", dijo Nuttall.
En Francia, la líder del partido Frente Nacional también pareció distanciarse de Trump cuando dijo en Twitter que "condenaba duramente" el "horrible" ataque a la base aérea siria.
"¿Es demasiado pedir que esperemos los resultados de una investigación internacional antes de llevar a cabo un ataque como este en Siria?", le dijo a la televisora France 2 el viernes.
Líderes populistas en Estados Unidos también dejaron ver su desaprobación. "Estoy sumamente preocupado porque estos ataques provoquen que Estados Unidos caiga una vez más en el atolladero de una intervención militar a largo plazo en el Medio Oriente", dijo el senador independiente de Vermont Bernie Sanders. "Si los últimos 15 años nos han dejado algo, es que dichas acciones son desastrosas para la seguridad estadounidense, para la economía estadounidense y para el pueblo estadounidense".
Rand Paul, senador republicano de Kentucky, un firme defensor de mantener a Estados Unidos fuera de embrollos en el extranjero, urgió a Trump a consultar al Congreso. "Aunque todos condenamos las atrocidades en Siria, Estados Unidos no fue atacado", dijo Paul. "El presidente necesita autorización del Congreso para llevar a cabo acciones militares, como lo dicta la Constitución, y le pido que venga al Congreso para sostener un debate apropiado".
Expertos en política exterior conservadores que regularmente apoyan la postura del presidente también expresaron su consternación. John Glaser, director asociado del Instituto Cato para estudios de política exterior, dijo que "la decisión de Trump de atacar al régimen sirio no tenía autoridad legal ni opciones de mitigar el sufrimiento de los sirios atrapados en una guerra civil".
Aún más a la derecha en el espectro político, los simpatizantes ultraderechistas de Trump en Estados Unidos también condenaron el bombardeo. "Creo que después de todo Trump no era el títere de Putin... Oficialmente me bajo del tren Trump", dijo en Twitter John Watson, del portal "Infowars".
Y el exeditor del portal Breitbart, Milo Yiannopoulos, quien renunció recientemente tras comentarios en los que aparentemente defendía la pedofilia, escribió en Twitter: "Llega el día en la vida de cualquier niño en el que su papi lo decepciona amargamente".