Internacional

Kabul, en duelo el día de la Ashura por el atentado contra la mezquita chií

Kabul - Muy apenada por la muerte de 14 fieles en el ataque contra una mezquita de Kabul, la comunidad chií­ denunció este miércoles al Gobierno de Afganistán por su incapacidad para garantizar la seguridad durante la Ashura, principal conmemoración de esta rama del islam.

El atentado del martes contra la mezquita de Karte Saji dejó 14 muertos, entre ellos un niño, y 36 heridos, entre los cuales habí­a también niños.

"Todo el mundo gritaba de terror, algunos hombres lograron huir, pero no vi a ninguna mujer que pudiera salir", dice Sayed Solaima, que perdió a su padre en el ataque.

El ataque contra la mezquita de Karte Saji fue perpetrado por un atacante solitario que lanzó dos granadas y luego disparó a mansalva contra el gentí­o.

Después se registró un segundo ataque contra otra mezquita chií­ situada en el mismo barrio, indicó el portavoz del Ministerio del Interior, Sediq Sediqqi.

"Dos terroristas perpetraron dos ataques separados contra dos mezquitas, la primera en Karte Saji y la segunda en Karte Char", afirmó este miércoles Sediqqi. "Los dos atacantes fueron abatidos por las fuerzas especiales", agregó.

El balance del segundo ataque no se conocí­a por el momento este miércoles, dí­a feriado en Afganistán por la Ashura. El atentado no ha sido reivindicado y los insurgentes talibanes (mayoritariamente suní­es) se declararon ajenos al hecho.

"Estamos profundamente afectados por este ataque contra civiles", afirmó en Twitter el portavoz de los talibanes Zabihula Mujahid, que no menciona el segundo ataque.

La comunidad chií­ conmemora en todo el mundo este miércoles la muerte del imán Husein, nieto del profeta Mahoma, asesinado en el año 680, episodio fundador del chií­smo.

Para los chií­es afganos de la minorí­a hazara, esta conmemoración llevaba doblemente este miércoles el velo negro del duelo. Los familiares de los heridos permanecí­an en el hospital, como el padre de una niña de seis años, en estado de coma con la cabeza vendada.

En otra sala, una madre y su hija, ambas heridas, reposaban abrazadas en la misma cama. "El atacante disparaba contra todos. Me hirió en la pierna. Por suerte, mi hijo se escapó corriendo. Muchos niños fueron heridos", cuenta Saleha.

"Pero claro, las familias del presidente y de los ricos viven en el extranjero. A quienes matan todos los dí­as es a la pobre gente", dice.

En la mezquita de Karte Saji, los hombres lamentan que no haya habido medidas de seguridad a pesar de las amenazas que todos conocí­an.

"Después del ataque, vimos llegar a las fuerzas de seguridad superequipadas. Si hubieran estado aquí­ antes, se habrí­an salvado muchas vidas", protesta Hamidullah, de unos 50 años, furioso con el Gobierno.

"Ustedes dejan masacrar a los hombres, mujeres y niños y después quieren que la gente les apoye", agrega dirigiéndose a los gobernantes. "¡Esta nación está dormida! Es hora de que las comunidades se unan para derrocar a este Gobierno", dice por su parte Aminulá.

La misma polémica se registró tras el atentado contra la minorí­a hazara del 23 de julio pasado en Kabul. Ese dí­a, dos kamikazes atacaron una manifestación pací­fica causando 84 muertos y más de 130 heridos.

El ataque fue reivindicado por el Estado Islámico (EI), que firmaba de esa forma su primer gran atentado en la capital afgana. La conmemoración de la Ashura también quedó ensangrentada en diciembre de 2012. Un atentado contra la mezquita chií­ de Murad Jani dejó 80 muertos y 160 heridos.

El martes por la noche, el presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó el atentado contra Karte Saji, denunciando un "crimen de lesa humanidad".

"El Gobierno tomará todas las medidas en su poder para garantizar la seguridad durante la celebración de la Ashura" este miércoles, agregó el comunicado presidencial.

La minorí­a hazara, tres millones de personas que hablan persa, ha sido perseguida durante décadas y miles de sus integrantes fueron asesinados a finales de los años 90 por Al Qaida y los talibanes, en su mayorí­a pastunes suní­es.